Una 'Linterna' en el túnel

Este año, la inminente llegada de la Navidad me ha sorprendido tanto como a las hojas de algunos árboles urbanos, aún verdes, que rivalizan con los adornos navideños por salir en la foto.

Y sin embargo, no me importa que las fiestas me pillen "con estos pelos": quiero romper pronto con un año triste..., y cuanto antes mejor, para empezar a preparar el 2012 en positivo, animada por reflexiones muy sencillas que en ocasiones "alumbran" mi "túnel" particular.

No podemos evitar ciertos problemas, y es difícil escapar de los efectos secundarios, nos envuelven: a veces, la tristeza viene disfrazada de factura, otras veces, en forma de desamor, o de enfermedad, otras, hipócritamente, para hacernos compañía... Tiene mil formas de colarse en nuestras casas y de adormecernos con esa sensación de frío que todos hemos probado.

Pero sí podemos evitar que se instale y se coma nuestras ilusiones, nuestras esperanzas... precisamente ahora que nos queda tanto por vivir, por querer, por ayudar, por disfrutar, por ofrecer...

Seguramente, la travesía que nos espera el año que viene discurrirá por túneles, mejor o peor iluminados... Y tendremos que sacar la "linterna" en más de una ocasión, esa "linterna" especial que alimentamos con nuestra energía y que guardamos para las emergencias, la que nos proporciona luz cálida en los momentos difíciles y nos da fuerza para encontrar la salida.

Va a ser verdad que los niños de la posguerra, en lugar de nacer con un pan bajo el brazo, vinimos al mundo con una "linterna". Alguien sabía que tendríamos que usarla con frecuencia y en contextos muy diferentes.