Gracias por la invitación, es todo un placer estar aquí

Cierto, primero debo agradecer la invitación de la revista Plusesmas por escribir, periódicamente, en sus páginas unas pocas líneas de tema libre.

Acepté la invitación sin dudarlo. Y no sé porque. Pero a diferencia de cuando trabajamos en ciencia que a todo le debemos buscar una explicación científica, dentro del discurrir de la vida los "por qué" ya no son tan necesarios. Los hechos nos buscan y nosotros los vivimos, o no. De hecho somos fruto de lo que vivimos, pero también de lo que no vivimos. ¿Verdad?

Por ello es un placer encontrarme aquí con ustedes, mayores y pequeños, y tener la oportunidad de compartir historias y aventuras que, a veces, me depara la actividad profesional. Algunas vivencias son buscadas, pero otras, las más, son totalmente azarosas. ¡Qué suerte darme cuenta!

De bien seguro, sin esta oportunidad de escribirlas, quedarían sin destino e incluso con el tiempo, adormecidas.

En este primer escrito, sin embargo, creo que corresponde que me presente. Gran parte de mi vida la he pasado escribiendo. La escritura es mi pasión. Y, claro, otra pasión es la lectura, pensar los textos. Me gusta descubrir y reencontrar autores y autoras que con sus palabras son capaces de dibujar mundos insólitos e inéditos dentro mi imaginación: mundos que quedan en algún lugar divagando sin cesar.

Respeto a los temas sobre los que escribo son básicamente profesionales, pero no en exclusiva. La tercera gran pasión que me abraza es la investigación de los aspectos sociales que acompañan a las personas, a sus familias, en el hecho de enfermar. Siempre he ejercido en el mundo sanitario, sobre todo desde el trabajo social sanitario, también ayudando a las gerencias a mejorar los servicios pensando siempre en las personas, en la ciudadanía. Muy pronto me sedujo la idea de dedicarme a la investigación. Así también dedico parte de mi vida a investigar cómo mejorar la gestión de los servicios en aquellas mínimas expresiones que serán de gran ayuda para las personas cuando enferman, para sus familias.

Cualquier persona que haya sufrido una enfermedad, más o menos grave, sabe las dificultades que supone la continuidad de la vida cotidiana, de la de quienes la acompañan. Sabe lo difícil que es afrontar esta nueva etapa que puede durar unos días, unos meses, incluso el resto de su vida. Estudio maneras de cómo ayudar a las personas a convivir con lo inevitable pero a la vez ayudarlas a evitar lo evitable.

Cómo pueden ver tengo la suerte de disfrutar de mi actividad. Ya para acabar una última cuestión que si bien no es una pasión también la disfruto: viajo mucho por España, por trabajo. Y ya sabéis que cuando se viaja puede pasar cualquier cosa, siempre y cuando dejemos que ocurra.