Ayuda al cuidador familiar

La familia del dependiente: recurso y amparo

La familia del dependiente: recurso y amparo

Una caída, una complicación médica, un golpe afectivo o psicológico..., de repente, una persona pierde, de forma temporal o definitiva, su capacidad de ser autónoma. Toda una vida se desploma bruscamente, y es necesario decidir de inmediato en qué condiciones podrá seguir viviendo.

La aparición de la dependencia produce siempre trastornos en las familias, en la organización de la vida cotidiana. Pero superar las inevitables reacciones de culpabilidad o agresividad es todavía más difícil, tanto para los parientes como para la persona afectada.

Redistribución de papeles

Ver envejecer a los seres queridos es siempre triste y difícil. Lo ideal sería encontrar la mejor solución y no desanimarse. Pero todos sabemos que eso es sobrehumano, si no imposible. Parece inútil, por tanto, tratar de actuar como un héroe cueste lo que cueste: es utópico, una salida condenada al fracaso. Es preciso tener las ideas claras: cuando llega de forma brusca, la dependencia de una persona querida conmociona a las familias. Las golpea como el rayo los árboles: con violencia, provocando fisuras, incluso desgarros. La familia está en primera fila, es la que recibe los golpes más brutales y la que se plantea una cuestión, tan acuciante como difícil de contestar: ¿cómo podemos ayudar a nuestros mayores cuando quererlos ya no es suficiente?

La familia cercana es el principal y, a veces, el único apoyo de las personas mayores enfermas. Nunca como hasta ese momento ha sido tan necesaria la solidaridad de una generación para con la anterior.

Esta redistribución de papeles -ahora corresponde a los hijos cuidar a sus padres- y las nuevas relaciones que se establecen son fuente de grandes dificultades. Para el padre anciano, la pérdida de capacidades va acompañada de miedos, angustias y de una búsqueda afectiva muy ambivalente. Por una parte, siente y manifiesta su deseo de seguir siendo el dueño y señor de su casa y, por otra, demanda cada vez mayor protección y compañía. Dos sentimientos radicalmente opuestos que, sin embargo, se suelen dar simultáneamente.

En muchos casos, la dependencia de un padre altera profundamente la libertad y la independencia de la familia o de la pareja: ¿cómo irse de vacaciones? ¿Cómo estar siempre disponible sin sacrificar el tiempo para uno mismo? ¿Cómo organizarse si no es en detrimento de la propia existencia? ¿Cómo compaginar los turnos de asistencia a la persona mayor sin que ello cause problemas en la pareja o en la familia?

Por razones psicológicas, de mentalidad y relacionadas con la tradición, en la mayoría de los casos son las hijas las que están, muy por delante de los hijos varones, en primera línea cuando sobreviene la dependencia de un padre o de una madre. Suelen ser ellas quienes asumen con respecto a sus padres el papel de madres, que consiste en prevenir, acompañar y proteger.

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Comentarios (1)

Adelaida gonzalez vazquez
17 julio 2017 16:55
Soy una mujer d 53 años con minusvalía d 45% recientemente se ha venido mi madre conmigo k tiene 84 años estamos las dos solas y hay días k yo no me puedo mover ella hace sus cosas más esenciales pero tengo k ayudarla mucho y ya me veo k no puedo x k tengo una operación d columna x favor díganme k puedo solicitar ser ayudas

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