Las mujeres mayores dan más de lo que reciben

Las mujeres mayores dan más de lo que reciben

Las mujeres mayores dieron y siguen dando a sus hijos mucha más ayuda de la que reciben de ellos, y así han contribuido a un cambio del que apenas se han beneficiado.

El estudio, basado en una encuesta de ámbito nacional en la que han participado dos mil españolas de más de 65 años, reveló un dato que sorprendió incluso a sus autores, y es que las mujeres mayores están recibiendo en el ámbito familiar mucha menos ayuda de la que aún aportan. Un 17,6% de ellas es objeto de atención o cuidados por parte de algún miembro de su familia, pero son un 30,9% las que todavía los proporcionan en ese mismo entorno familiar.

Atienden, para empezar, a sus maridos (más de medio millón de mujeres de 75 años o más siguen viviendo con sus esposos), aunque la encuesta no alcance a valorar las tareas que desempeñan para ellos, debido a que la mayoría de las mujeres no considera extraordinario el esfuerzo que realizan como amas de casa. Se trataría, sin embargo, de un esfuerzo nada desdeñable si se tiene en cuenta que, según algunas investigaciones, dos de cada tres varones de más de 65 años no han realizado nunca tareas domésticas. En este sentido, Lourdes Pérez alude a diversos estudios que han puesto de manifiesto que los hombres no son solo dependientes por problemas físicos, sino también cuando la persona que realiza por ellos las actividades domésticas desaparece o ya no puede seguir ocupándose de ellas. «Un hombre solo -explica la socióloga-, aunque esté sano, representa casi siempre un problema seguro para los trabajadores sociales, ya que los casos, por ejemplo, de desnutrición son frecuentes entre ellos, mientras que las mujeres mayores tienen que estar muy enfermas para declararse incapaces de hacer las camas».

Tampoco pueden traducirse en cifras los cuidados que las mujeres mayores de 65 años dispensan a sus hijos no emancipados, con los que vive una tercera parte de las que han participado en la encuesta previa al estudio de Lourdes Pérez Ortiz. Pero de sus respuestas sí cabe deducir, sin embargo, que la convivencia con hijos adultos tiene como mínimo un carácter ambivalente. Si, por un lado, aportan compañía -lo que valoran especialmente las viudas- y la posibilidad de mantenerlas activas en el papel que han desempeñado siempre, por otro, tener hijos en casa supone una sobrecarga de trabajo y el sentimiento de frustración de no ver culminada su tarea como madres.

En cualquier caso, la encuesta muestra que las mujeres mayores más satisfechas con su vida y las que menos sentimiento de soledad tienen son las que conviven solo con su marido. En el otro extremo se sitúan las que se han visto obligadas a abandonar su domicilio para vivir en el de sus hijos. Y es que, como admite la socióloga Lourdes Pérez Ortiz, «las personas mayores valoran la sensación de libertad tanto o más que la compañía».

Los cuidados más visibles
El estudio de Pérez Ortiz sí contabiliza, por el contrario, una actividad cuidadora de las mujeres mayores que, pese a ser todavía minoritaria, va en aumento. Se trata de la atención a personas de una generación anterior, a sus padres o suegros, generalmente nonagenarios, una tarea que ha asumido el 0,7% de las entrevistadas.

Con todo, son los nietos los miembros de la familia a los que más atención dispensan las mujeres mayores. Casi cuatro de cada diez (37,6%) de las que tienen nietos pequeños cuida de ellos con asiduidad, y otras dos (22,7%), de vez en cuando. El perfil de la abuela más comprometida en la crianza de los nietos corresponde al de una mujer de entre 65 y 75 años (el 64,5% está en este tramo de edad), que vive en su propio domicilio en compañía de su esposo y que se declara muy o bastante satisfecha con su vida. Pese a que no llegan a la mitad las que estiman que su salud es buena, ello no es necesariamente un impedimento para que sigan ocupándose de sus nietos. De hecho, según pone de manifiesto la encuesta, tres de cada diez abuelas que precisan ayuda para la vida diaria siguen cuidando de los retoños de sus hijos.

El cuidado de los nietos es el factor que inclina de forma decisiva la balanza asistencial, dentro de la familia, en favor de las generaciones más jóvenes, ya que frente a un ejército de casi 900 000 mujeres mayores que se dedican con asiduidad a esta tarea -a las que habría que sumar otras 388 000 que atienden a adultos-, solo algo más de 700 000 reciben cuidados de algún miembro de su familia.


Paz Hernández.

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