RELACIONES DE FAMILIA

Reuniones familiares ¡Que empiece la fiesta!

Reuniones familiares ¡Que empiece la fiesta!

Los lazos de parentesco perduran para siempre aunque las familias se transformen siguiendo el vaivén de la sociedad en la que están inmersas. Una fiesta familiar donde se reúnen muchos miembros puede ser una bonita excusa para reencontrarse estrechando lazos invisibles que nos unen a un mismo tronco.

Existe una conciencia común a cada red familiar. Todos los miembros de una misma familia están seguros y tranquilos cuando se sienten aceptados en su seno y al contrario se hallan aquellos que son expulsados de esa red familiar; la necesidad de pertenencia es básica y ancestral. Como dice el Dr. Salvador Minuchin, especialista en terapia familiar y director de la Philadelphia Child Guidance: «El sentido de identidad de cada persona se encuentra influido por su sentido de pertenencia a una familia específica».

Es muy importante reunirse en familia

Hay muchas razones para ello, desde los tradicionales cumpleaños, bodas, bautizos, aniversarios o Navidades hasta aquellas, más especiales y menos frecuentes, en las que alguien toma la iniciativa de reunir a «todos» los integrantes del árbol genealógico con el único objetivo de estar y celebrar todos juntos el hecho de pertenecer a una familia y estar amparados por un mismo apellido.

Es un orgullo poder sentarse en la mesa con representantes de dos o tres generaciones y observar cómo se unen en un espacio y en un breve lapso de tiempo años de historia, miles de experiencias encerradas en cada uno. Podemos comprobar cómo los rasgos genéticos se hacen patentes en los rostros de nuestros parientes, haciéndonos conscientes de la herencia de nuestros antecesores, al tiempo que somos transmisores de rasgos y temperamentos a las generaciones futuras. Se observa claramente cómo se transmiten las costumbres de generación en generación.

Inés (65 años), en cada noche de San Juan y para celebrar que el verano llegó, organiza una hermosa ceremonia alrededor de la hoguera en la que todos participan. Preparan un asado en el jardín, los postres son pequeños dulces a base de almendra y miel cuya receta ha sido heredada de la bisabuela y que todas las mujeres de la familia transmiten de generación en generación. Se reparten hojas de laurel para la buena suerte y se escribe en un papel todo aquello que uno desea hacer desaparecer: problemas, miedos, enfermedades, etc.; y a las doce en punto de la noche se arrojan al fuego de la hoguera con el deseo de que San Juan los libere de sus males.

La familia de Gustavo se reúne siempre que un miembro consigue alcanzar el título de Doctor en Medicina, perpetuando así una tradición que comenzó el abuelo paterno. Gustavo afirma que cada reunión parece un congreso de Medicina y se siente profundamente agradecido y seguro de que la saga continuará dejando médicos repartidos por el mundo.

Victoria Artiach Elvira. Psicóloga-psicoterapeuta

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