RIESGO DE SOLEDAD

El equilibrio entre amor y trabajo

El equilibrio entre amor y trabajo

Las dos principales tareas evolutivas de la edad adulta son el desarrollo de la intimidad (superando el riesgo de aislamiento) y de la creatividad (superando el riesgo de estancamiento)

Estas tareas requieren aprender a soportar la distancia que con frecuencia existe entre los proyectos elaborados en la adolescencia, lo que se pretendía llegar a ser y lo que en realidad es el adulto en las distintas esferas de su vida (pareja, familia, ocupación...). De acuerdo con dichas tareas, la vida adulta se caracteriza por el desempeño de múltiples papeles y por un nivel de poder y responsabilidad superiores a los de cualquier otra edad. Logros que exigen gestionar con eficacia el tiempo y la energía, continuando las líneas de acción emprendidas, los compromisos asumidos y tratando de resolver las múltiples contradicciones que implican.

Cuando el adulto abandona repetidamente las situaciones en las que experimenta discrepancias (entre sus ideales y la realidad), corre el riesgo de soledad y aislamiento en la vida social y estancamiento en su vida ocupacional, problemas que reducen la calidad de la vida. Los estudios realizados recientemente en adultos sobre la relación entre las dos principales tareas críticas, el amor y el trabajo, reflejan la existencia de cuatro estilos o situaciones diferentes:

  1. El equilibrio entre el amor y el trabajo. Algunos adultos logran un adecuado equilibrio entre ambos ámbitos, desarrollan vínculos afectivos seguros y orientan el trabajo con creatividad y eficacia. Equilibrio que puede ayudarlos a mejorar la calidad de su vida y a superar con éxito las diversas crisis que se producen con la edad.

  2. Cuando el trabajo lo es todo. Los adultos que evitan establecer vínculos afectivos de intimidad y orientan su desarrollo exclusivamente a la esfera ocupacional suelen llegar a logros profesionales importantes, pero la ausencia de vínculos afectivos de intimidad los priva de una importante protección para afrontar situaciones críticas.

  3. Cuando el desarrollo se limita a la familia. Algunos adultos solo se de-sarrollan en el ámbito familiar, en el que llevan a cabo todas sus ocupaciones. Situación en la que hasta hace poco se encontraban la mayoría de las mujeres. Como sucede con los adultos que evitan los vínculos afectivos, el hecho de disponer solo de un ámbito aumenta la vulnerabilidad del individuo cuando surgen situaciones difíciles, al disminuir la posibilidad de amortiguar las carencias que pueden surgir en un ámbito con condiciones de carácter positivo en otros ámbitos. Por ejemplo, las mujeres que han centrado todas sus ocupaciones exclusivamente en el cuidado de los hijos y del marido pueden sufrir de forma considerable cuando pierden estos papeles, por ausencia de las personas con las que los ejercieron. Situación que puede prevenirse ampliando desde edades anteriores los contextos en los que desarrollan su actividad.

  4. Los riesgos de la ambivalencia extrema. Algunos adultos manifiestan una gran ambivalencia tanto en la esfera ocupacional como en el establecimiento de vínculos de intimidad. Ambivalencia que los lleva a tener problemas en el trabajo (escasa satisfacción, menor eficacia, tendencia a abandonar los proyectos) y en su vida afectiva (en la que suelen expresarse siempre de forma contradictoria y resultan muy difíciles de entender).

María José Díaz-Aguado. Catedrática de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad Complutense.

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