Y llegó 'La caza'

A algún sobresalto que otro estábamos acostumbrados cuando veíamos alguna película española, pero lo que de verdad nos pilló a traición fue el estreno, en 1965, de "La caza", un largometraje de un director joven, de unos treinta y tantos años, llamado Carlos Saura, que ya unos años nos había zarandeado con "Los golfos" (1959).

Fruto, sin duda, de esa nueva necesidad de los directores jóvenes españoles por hacer en nuestro país un cine diferente, siguiendo la tendencia que había emergido con auténtico furor en países como Francia y Reino Unido, "La caza" fue como una bofetada seca, de la que tardamos en espabilarnos, teniendo en cuenta, claro está, las época y las circunstancias en las que vivíamos. Hoy día, posiblemente, comparado con otras películas del género, en las que se mata a diestro y siniestro, y hay más explosiones y petardos que en la "mascletá" valenciana, este drama sobrio y sofocante, rodado en blanco y negro, sería como un remake de "Sor Citroen" o de la "Hermana San Sulpicio".

Pero, comparaciones al margen, lo cierto es que la historia de ese grupo de viejos amigos, aún con antiguas deudas por saldar, que se reúne en un pueblo de Castilla para cazar conejos resulta tan abrumadora como deslumbrante, tan terrible como extraordinariamente realizada. En fin, una de esas joyas del cine español, que de vez en cuando conviene repasar con detenimiento.

Y a ello, por supuesto, contribuyó, y mucho, ese reparto de grandísimos actores del momento, como Alfredo Mayo, Ismael Merlo, José María Prada y Emilio Gutiérrez Caba, que seguramente sellaron su mejor trabajo en la gran pantalla.

Como también es fácil suponer, la película fue premiada con el Oso de Plata en el Festival de Berlín y muy celebrada fuera de nuestras fronteras, pero aquí su impacto fue algo tibio y decepcionante. Hay críticos que, incluso, la tacharon de "muy mala". Si es que hasta lo de innovar no estaba bien visto.