'Bijoux. fantasías en moda y joyería'. Museo franz mayer, Ciudad de México

A temprana edad y de manera casi fortuita, Bárbara Berger se inició en el mundo del coleccionismo. Cuando tenía 13 años, su madre, Eleonor, falleció y su hija heredó, además de su colección de objetos, su pasión por ellos. Bárbara no tardó mucho tiempo en continuar con esta actividad adquiriendo bolsos, cerámica, vestidos y, sobre todo, joyería.

Esta exposición es un recorrido por la joyería de fantasía creada en el siglo XX. Nos transporta a los sofisticados años 30; pasa por la época de máximo esplendor de la Alta Costura de los 50 y continúa con el Pop y la modernidad de los años 60 y 70 para finalizar con algunas joyas de Chanel, Balenciaga, Yves Saint-Laurent, Christian Dior y Elsa Schiaparelli creadas en los 90.

La historia de la joyería de fantasía se remonta al siglo XVII en Francia, cuando se realizaron las primeras imitaciones de diseños y materiales que solo la nobleza podía costear.
A principios del siglo XX, la Cámara Sindical Francesa adoptó el término Bijouterie de fantasie (joyería de fantasía) y en 1925, al inaugurarse la Exposición Internacional de Artes Decorativas, la joyería de fantasía se dividió en dos categorías: la imitación de joyas preciosas y la creación de diseños originales. Esta última fue la que se desarrolló con gran auge a partir de este momento, dejando atrás las imitaciones para dar paso a diseños y materiales innovadores que resaltaban sus propias características.

La necesidad de revitalizar el atuendo de las mujeres y las limitaciones económicas que se vivieron después de la Primera y Segunda Guerras Mundiales, supusieron el terreno propicio para que los diseñadores empezaran a resaltar las ventajas de este tipo de joyería. Coco Chanel fue pionera en la creación de joyería de fantasía, que se convirtió en un objeto protagonista e inseparable de la Alta Costura. Además, incorporó nuevos materiales que hasta esa época no se utilizaban, como resinas, cuero o acero.