El belén napolitano del museo nacional de cerámica y artes suntuarias gonzález martí

Los belenes alcanzaron en el Reino de las Dos Sicilias un periodo de esplendor en la segunda mitad del siglo XVIII.
Los belenes napolitanos se caracterizan por su espectacular escenografía y por la profusión de figuras que incluyen escenas y tipos populares de gran realismo y expresividad. La escena del nacimiento se ve rodeada de escenas de mercado, del mundo de los pastores, de los vendedores ambulantes, de los gremios, de músicos y danzantes, ofreciendo una gran riqueza iconográfica de indudable interés etnológico.

Las figuras eran móviles, constituidas de un armazón de alambre recubierto de estopa, con las extremidades talladas en madera y la cabeza modelada en terracota.
Se completaban con la incrustación de ojos de vidrio, ropajes de variadas telas y accesorios de metal, plata, ébano, hueso, marfil, barro, cera, etc.
Una característica de los belenes napolitanos es el paisaje que sirve de fondo a las escenas: ruinas que recordaban a las recientes excavaciones en Herculano. A esto se añadían casas y otras arquitecturas.
Otro recurso escenográfico que utilizaban era la iluminación y los efectos creados con la luz.

El belén napolitano del Museo González Martí fue adquirido por el Ministerio de Cultura en 2002. Fechado en el siglo XVIII, está compuesto por 29 figuras, entre las cuales aparte de la Sagrada Familia y los Reyes Magos, aparecen tipos populares, danzantes, comerciantes, niños, etc.
Las figuras son de distintos tamaños, de 10 hasta 40 cm, realizadas en alambre recubierto de estopa, con la cabeza modelada en terracota, las extremidades de madera tallada, los ojos de vidrio y vestidas con tejidos de la época. Además, para los complementos de los personajes se utilizan cuentas de coral y perlas, castañuelas de marfil, estribos y coronas de metal, incensario de plata, etc.

La talla de las figuras se puede atribuir a distintos escultores napolitanos del siglo XVIII.