Verona, más allá de romeo y julieta

Verona, más allá de romeo y julieta

La ciudad romana y la medieval se funden armoniosamente a orillas del río adige para componer uno de los conjuntos monumentales más elegantes de la italia septentrional. verona sigue evocando en sus calles y plazas las luchas entre montescos y capuletos.

Al recorrer las calles de Verona se tiene la certeza de pisar varias ciudades superpuestas. El periodo romano está simbolizado por el grandioso anfiteatro. Sobre el antiguo trazado urbano se alza la Verona medieval, que permanece viva gracias a esa capacidad de los italianos para convivir con el pasado sin perder su modernidad y su gusto por el diseño de vanguardia. En cada plaza, frente a las fachadas ricamente decoradas, surge ante el visitante la ciudad de ensueño cantada mil veces por los escritores. Y llama la atención que los veroneses levantaran en el corazón de esa ciudad un monumento a Dante Alighieri, mientras que a William Shakespeare tan solo le recuerda un pequeño busto en un rincón del claustro del convento dei Cappuccini. Detalle este muy significativo para entender la diferencia existente entre lo que sienten los autóctonos y lo que atrae a los forasteros.

Situación estratégica
Levantada en un meandro del río Adige, que corre paralelo al río Po, Verona comparte la riqueza agrícola con la cercana llanura Padana. Siempre fue una población importante gracias a su situación estratégica. Por el río le llegaban los intercambios comerciales y las ideas de progreso. Y las principales vías de comunicación terrestre la atravesaban desde el siglo II a. C. Todavía hoy podemos penetrar en Verona siguiendo los pasos de los viajeros de la antigüedad y desembocar en la plaza Bra, frente a la célebre Arena, el gran anfiteatro. Al recorrer esta enorme plaza se obtiene una auténtica síntesis de la ciudad: del lienzo de murallas medievales de la vía degli Alpini a la sucesión de palacios del Listone, del renacentista palacio de la Gran Guardia al neoclásico Teatro Filarmónico. El espectáculo resulta magnífico desde la terraza de cualquiera de sus cafés, observando a los veroneses que se dirigen al ayuntamiento alojado en el palacio Barbieri, a los inmigrantes que se citan a los pies de la estatua ecuestre de Víctor Manuel II y a los grupos de turistas que esperan para penetrar en la Arena.

La plaza Bra está igual que en 1786, cuando Johann W. Goethe visitó la ciudad y quedó impresionado ante el buen estado de conservación del anfiteatro. Su estructura se ha conservado parcialmente, ya que del anillo exterior de mármol, que daba forma a la gran fachada de tres arcos superpuestos, solo queda una pequeña muestra, mientras que del muro de coronamiento con sus ventanas cuadradas no queda nada, aunque conocemos como era gracias a un dibujo realizado por el arquitecto Palladio. Sin embargo, la estructura portante ha permitido la conservación de las gradas y de la arena.

Al salir de la Arena seguimos la corriente de visitantes que penetra en el corazón de la ciudad amurallada por la texto vía Mazzini, que desemboca en la plaza delle Erbe, el auténtico corazón de la vieja Verona. En esta plaza se ha celebrado el «mercado de las hierbas» desde hace más de 2000 años. En su parte central se levanta la columna con el león de San Marcos, en recuerdo de que Verona estuvo bajo la influencia veneciana desde comienzos del siglo XV.

A lo alto del «campanile»
Sobre el conjunto gravita el palacio Comunal y la poderosa torre dei Lamberti, auténticas muestras de la plenitud que alcanzó la arquitectura civil de los siglos XII al XIV. Un ascensor lleva directo al «campanile». Desde lo alto se contempla la armonía de los tejados cuya perspectiva se funde con el verdor de las colinas.

En el abigarrado casco histórico se abre otro conjunto monumental: la plaza dei Signori, que define el carácter aristocrático de Verona. Destaca el palacio Scaligeri, que perteneció a la familia de los Scala, señores de Verona de 1262 a 1387, justo la época de Romeo y Julieta. La plaza es como un corro de palacios enmarcando el monumento a Dante Alighieri, que vivió 12 años exiliado en la ciudad.

La estela de Romeo y Julieta
Las plazas y los palacios del casco antiguo tienen tal poder de evocación que llevan directamente al siglo XIII y XIV, cuando los gibelinos Montescos y los güelfos Capuletos ensangrentaban las calles de la ciudad. Era la lucha entre los partidarios del emperador y los partidarios de la independencia municipal y del papado. Y era la época de Romeo y Julieta.

En busca de los jóvenes amantes dejamos la plaza dei Signori para adentrarnos en las silenciosas calles medievales. En la vía Cavalletto encontramos la casa de Romeo. Aunque históricamente no está demostrado que el palacio perteneciera a los Montescos, la imaginación popular se lo ha atribuido. Un breve paseo nos lleva a la vía Leoni, ante la casa de Julieta. En el patio aparece la fachada del palacio gótico que perteneció a los Capuletos con el famoso balcón. El ritual turístico impone fotografiarse bajo dicho balcón y tocar el pecho de la estatua de bronce de Julieta, si se quiere tener suerte en el amor. El interior, decorado como una mansión noble del siglo XIV, permite recrear el baile de máscaras en el que se conocieron los jóvenes y la estancia donde se amaron.

Sumergidos en este ambiente de ensoñación, callejeamos hasta la basílica de Santa Anastasia. El estilo gótico ofrece aquí uno de sus mejores ejemplos, destacando la grandiosa nave central.

La ruta de los enamorados conduce hasta el convento dei Cappuccini, en la vía dei Pontieri. Bajo el emparrado se llega al célebre patio con el pozo. Los enamorados escriben en un papel su historia de amor y la cuelgan del árbol más romántico, formado por cartas dedicadas a Julieta provenientes de todo el mundo. Al descender a la catacumba aparece el busto dedicado a Shakespeare, que pasaría desapercibido si no fuese por su coloración blanquecina. En la sala de paredes pétreas apenas se ve un sepulcro abierto, que la tradición considera la tumba de la enamorada.

Río y murallas
Para terminar de conocer Verona nada mejor que pasear por las orillas del río Adige. De nuevo nos encontramos con la antigüedad clásica al cruzar el puente de piedra.

Las orillas del Adige conducen a otras maravillas de la época imperial, empezando por porta Borsari, que conserva su estructura articulada en tres niveles. Hasta esta monumental puerta llegaba la vía Postumia, parte de cuyo enlosado puede verse todavía.

Avanzamos unos metros y desembocamos en pleno medioevo, ante el Castelvecchio y el puente Scaligero, uno de los pocos ejemplos que quedan de puente fortificado. Mandado construir a mediados del siglo XIV, su situación parece indicar que los Scala necesitaban más defenderse de sus propios convecinos que de los ataques exteriores.

El Castelvecchio formaba parte del tercer cerco defensivo que tuvo Verona y está convertido en zona verde de esparcimiento. La belleza del trazado invita a pasear por él hasta llegar a la máxima expresión del románico lombardo: el templo de San Zeno, levantado en el siglo XII en honor del patrón veronés.

Cae la tarde sobre Verona y las calles se llenan de gente que va a presenciar algún espectáculo o a cenar en los numerosos establecimientos que le dan fama de capital gastronómica. La ciudad romana, la medieval y la renacentista terminan por fundirse en la Verona repleta de vida, elegida como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Guía práctica
- Requisitos de entrada. Carné de identidad o pasaporte.
- Cómo llegar. Alitalia e Iberia vuelan a los aeropuertos de Milán y Venecia. La autopista A-4, que une Milán con Venecia, pasa por Verona.
- Gastronomía. Las especialidades veronesas son los gnocco, tortellini di valeggio sul mincio, pastisada de caval y lesso con peara. La guarnición es la polenta. Quesos Monte Veronese. Entre los postres destacan baci di Giulietta y el nadalin. Vinos autóctonos Bardolino Classico Docg y Recioto di Soave Docg.
- Dónde comer. Restaurantes situados en edificios históricos. Recomendados: Ristorante alla Torre Degli Artisti (plaza Erbe, 10), Osteria Dal Duca (Arche Scaligere, 2), Carpe Diem Ristorante Pizzeria (vía Murari Bra, 49/a).
- Dónde dormir.
Due Torri Hotel Baglioni (*****), tel. 045/59 50 44.
Grand Hotel (****), tel. 045/59 56 00.
Colomba D'Oro (****), tel. 045/59 53 00.


Texto y fotos: Acacia Domínguez Uceta.

En Verona, con su privilegiada situación estratégica, se funden la ciudad romana, la medieval y la renacentista
Las plazas y los palacios del casco antiguo llevan directamente al siglo XIII y XIV, cuando los gibelinos Montescos y los güelfos Capuletos ensangrentaban las calles de la ciudad

En la vía Cavalletto se ubica la casa de Romeo y en a la vía Leoni, la de Julieta. En el patio aparece la fachada del palacio gótico que perteneció a los Capuletos, con el famoso balcón.

En el convento dei Cappuccini, los enamorados escriben en un papel su historia de amor y la cuelgan del árbol más romántico, formado por cartas dedicadas a Julieta provenientes de todo el mundo
El lago de Garda

Desde la época de los romanos se puso de moda veranear en el mayor lago de Italia. Cátulo, Goethe, D´Annunzio y María Callas disfrutaron de su clima meridional. Sirmione y Desanzano son visitas imprescindibles y permiten tomar un baño y practicar los deportes náuticos.
Una tragedia universal

Shakespeare situó la acción de su célebre tragedia Romeo y Julieta en la Verona de 1302 y se inspiró en un hecho real que fue recogido con anterioridad por otros escritores. La leyenda de los jóvenes enamorados ya había servido de argumento para una novela de Luigi Da Porto, que inspiró otra novela de Matteo Bandello. Esta última fue la que cayó en manos de Shakespeare, quien la transformó en un drama inmortal. Estrenada en 1597, se convirtió en el referente obligado del sentimiento amoroso entre un hombre y una mujer.
Imprescindible

- Anfiteatro romano. Festival de ópera en verano.

- Recrear a la célebre pareja en la casa de Julieta.

- Tomar el pulso a la ciudad en los cafés del Listone.

- Panorámica de la ciudad desde la torre dei Lamberti.

Italia en cifras

- Capital: Roma.

- Superficie: 301 308 km2.

- Población: 57 700 000 hab.

- Verona: 300 000 hab.

- Gobierno: República parlamentaria.

- Unidad monetaria: Euro.

- Lengua oficial: Italiano.

- Economía: País industrializado, con una renta per cápita que lo sitúa entre los primeros del mundo.

POR QUÉ NOS GUSTA...
A la belleza de Italia le añadimos un sabor romántico y literario y, el resultado, es esta magnífica ciudad por la que pasear y perderse.

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