CÁNCER DE PULMÓN

Origen y fases del cáncer de pulmón

Origen y fases del cáncer de pulmón

El cáncer de pulmón está producido por la proliferación exagerada y sin control de determinadas células del pulmón

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El cáncer de pulmón está producido por la proliferación exagerada y sin control de determinadas células del pulmón, causando en un principio problemas locales por ocupación de espacio y compresión de estructuras cercanas (como por ejemplo, los bronquios). Si el crecimiento del cáncer no se controla a tiempo, las células malignas se desplazan a otros órganos del cuerpo a través de las circulaciones sanguínea o linfática, lo que se llama metástasis. La extensión a otros órganos impide, con los medios actuales, poder ofrecer tratamientos eficaces.
En el mundo occidental, el cáncer de pulmón es el tumor maligno más común y el que produce más muertes. En los Estados Unidos de América, al año se producen más muertes por cáncer de pulmón que por los siguientes tres tumores malignos más comunes combinados (cáncer de colon, de mama y de próstata). En el año 1995 se produjeron en todo el mundo 600,000 fallecimientos como consecuencia del cáncer de pulmón. Hace no muchos años, el cáncer más común en mujeres era el de mama, pero en algunos países occidentales, como los E.E.U.U., el cáncer de pulmón lo supera, tanto en incidencia, como en mortalidad.
Las estadísticas del cáncer de pulmón son tan pobres por dos razones fundamentales:

Alta prevalencia del hábito tabáquico:

El hábito de fumar es el factor de riesgo más importante en el desarrollo del cáncer de pulmón. Se estima que aproximadamente el 90% de los tumores malignos de pulmón están causados por el tabaco. En un estudio de pacientes con cáncer de pulmón llevado a cabo en Edimburgo se comprobó que tan sólo el 2% de los pacientes no había fumado nunca. Se estima que un fumador tiene un riesgo de padecer cáncer de pulmón de 10 a 30 veces superior que un no fumador.
Falta de técnicas para la detección precoz. Para los tres tumores malignos más comunes después del cáncer de pulmón, es decir el de colon, mama y próstata, existen técnicas diagnósticas que son eficaces en la detección precoz. Gracias a estas técnicas se han implantado programas oficiales para la población de riesgo con el objetivo de disminuir la mortalidad de estos tumores.
En cambio, para el cáncer de pulmón no existe ningún programa de detección precoz porque hasta hace muy pocos años no existían técnicas que nos permitieran detectar un tumor en estadios precoces en los que aún puede curarse mediante la extirpación quirúrgica. En 1999 se publicó un estudio de la Universidad de Cornell de Nueva York, en el que se demostraba la eficacia del escáner torácico de baja dosis de radiación en la detección de nódulos (tumores) de pulmón en fases precoces. Como consecuencia de este estudio, la Universidad de Cornell ha organizado un estudio multicéntrico internacional, en el que participa la Clínica Universidad de Navarra, cuyo objetivo es estudiar mediante escáner torácico (TAC) de baja dosis de radiación al mayor número de pacientes posible. Con esta colaboración se espera que en un futuro próximo se pueda recomendar la implantación de programas de detección precoz a nivel nacional con el objetivo de aumentar el porcentaje de pacientes diagnosticados en estadios en los que el cáncer es aún curable mediante cirugía.

¿Quién tiene riesgo de padecer cáncer de pulmón?

El factor de riesgo más importante para el cáncer de pulmón es el hábito tabáquico. En un estudio realizado en Edimburgo en el año 1991, de más de 3,000 pacientes con cáncer de pulmón, tan sólo el 2% no habían fumado nunca. En varones el tabaco es el agente causante del cáncer de pulmón en el 90% de los casos, disminuyendo este porcentaje en mujeres al 79%. El riesgo que tiene un fumador crónico de padecer un cáncer de pulmón a lo largo de su vida puede alcanzar hasta un 30%, mientras que en no fumadores este riesgo es del 1%. Este riesgo depende del número de cigarrillos fumados al día, así como del número de años que se fuma. Así por ejemplo, se calcula que el riesgo de un varón de 35 años de padecer cáncer de pulmón antes de los 85 años de edad es de aproximadamente un 9% si fuma menos de 25 cigarrillos al día, o del 18% si fuma más de 25 cigarrillos.
Otros factores de riesgo incluyen exposición al amianto, hidrocarburos aromáticos policíclicos, arsénico y níquel, y padecer otras enfermedades pulmonares como la fibrosis de pulmón. Recientemente han cobrado interés como posibles factores de riesgo la exposición al humo del tabaco de otros fumadores (fumadores pasivos) y la exposición al radón.

¿A qué edad se padece cáncer de pulmón?

La incidencia máxima del cáncer de pulmón se produce en personas de más de 70 años de edad, pero en personas que fuman desde edades más tempranas, el riesgo empieza a ser aparente a partir de los 40 años. Es raro desarrollar cáncer de pulmón antes de esta edad.

¿Cuáles son los síntomas del cáncer de pulmón?

Tan sólo el 10% de los pacientes con cáncer de pulmón son diagnosticados sin tener ningún síntoma. En estos casos, el diagnóstico suele producirse de forma casual al hacerse una radiografía de tórax de rutina o por otras razones (seguros, chequeos, etc.) En la mayoría de los casos, el paciente acude al médico por presentar síntomas producidos, o bien directamente por el tumor primario (tumor original en el pulmón), o bien por metástasis o por síndromes paraneoplásicos (síndromes paralelos al cáncer causados generalmente por sustancias producidas por el propio tumor).
 A). Síntomas causados por el tumor primario
El síntoma más común es tos persistente, asociada o no a expectoración, que ocurre en un 45-75% de los pacientes. En ocasiones la tos no está causada por el tumor sino por una bronquitis crónica asociada, enfermedad muy común en pacientes fumadores con cáncer de pulmón. La expectoración no es específica y ocurre con frecuencia en pacientes con bronquitis crónica. Más específica de un tipo de cáncer de pulmón, el carcinoma broncoalveolar, es la broncorrea, definida como expectoración persistente y muy abundante.
Otro síntoma muy común es la disnea o sensación de falta de aire. Tampoco es un síntoma específico puesto que ocurre con frecuencia en pacientes muy fumadores con enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
La hemoptisis, o sangre en el esputo, es un signo preocupante que siempre debe ser estudiado. No obstante, el cáncer de pulmón es la causa de tan solo el 20% de todos los casos de hemoptisis, siendo la bronquitis aguda la causa más común. Hasta un 50% de los pacientes con cáncer de pulmón presentan hemoptisis en alguna ocasión.
Otros síntomas menos comunes son: dolor torácico, sibilancias unilaterales (pitos en un lado del pecho), pérdida de peso y afonía.
 B). Síntomas producidos por extensión del tumor (metástasis)
Los órganos donde se producen con más frecuencia las metástasis del cáncer de pulmón son: cerebro, huesos, hígado, glándulas suprarrenales y piel. Las metástasis en cerebro pueden producir cefaleas (dolor de cabeza), nauseas y vómitos, déficits neurológicos focales (por ejemplo, debilidad en un brazo o pierna), cambios en la personalidad, y convulsiones. Las metástasis en hígado suelen producir debilidad generalizada (astenia) y adelgazamiento. Las metástasis en huesos producen dolor y, en ocasiones, fracturas.

¿Cómo se diagnostica un cáncer de pulmón?

El estudio de un paciente con sospecha de cáncer de pulmón persigue dos objetivos: en primer lugar descartar o confirmar la presencia de un cáncer, y después determinar su extensión o estadio. Para el diagnóstico del tumor pulmonar se comienza por hacer las siguientes pruebas que determinarán la localización del tumor y el estado general del paciente para someterse a las pruebas invasivas necesarias: radiografía de tórax, TAC (escáner) de tórax y abdomen, pruebas de función respiratoria (espirometría) y análisis de sangre. Una vez localizada la lesión, es preciso obtener una biopsia para determinar si la lesión es cáncer o no. Para ello se recurre a una de cuatro técnicas dependiendo de la localización en el escáncer:

  • broncoscopia
  • punción percutánea (a través de la pared torácica) guiada por TAC
  • videotoracoscopia
  • toracotomía (incisión en la pared torácica)

La broncoscopia consiste en introducir en las vías aéreas un tubo fino en cuyo extremo hay una cámara de vídeo que permite la visualización directa de los bronquios. Debido a que el calibre de las vías aéreas va disminuyendo a medida que se avanza el broncoscopio, está técnica tiene la limitación que sólo permite ver los bronquios centrales. Es decir, si el tumor está en la periferia del pulmón, la broncoscopia no es la técnica preferida y se intenta hacer una punción percutánea guiada por TAC. Con esta técnica, el radiólogo localiza el tumor con un escáner e introduce una aguja fina en la lesión a través de la pared torácica. Con el escáner se puede comprobar que la aguja está en el tumor y se procede a aspirar células que después son estudiadas en el laboratorio. Las dos técnicas descritas son las menos invasivas de las cuatro. No obstante, en ocasiones es preciso recurrir a la cirugía para obtener una muestra del tumor.
La videotoracoscopia es una técnica quirúrgica que requiere anestesia general y que consiste en introducir un tubo rígido en la cavidad pleural a través de la pared torácica. A través de este tubo puede introducirse otro tubo más fino con cámara de vídeo en el extremo. Esta cámara permite localizar la lesión y obtener las biopsias necesarias. Por último, en un porcentaje reducido de pacientes no es posible obtener una biopsia por ninguna de las técnicas descritas y es preciso proceder a extirpación quirúrgica de la masa mediante toracotomía.
Una vez obtenida la biopsia y confirmado el diagnóstico de cáncer, es preciso determinar la extensión de la enfermedad para decidir el tratamiento más adecuado. El estudio de extensión no es igual en todos los centros dependiendo de las técnicas disponibles. En la Clínica Universidad de Navarra se recurre con frecuencia al PET (tomografía por emisión de positrones). Consiste en inyectar al paciente por vía endovenosa glucosa radioactiva. Los tumores malignos son en general muy metabólicos por lo que captan la glucosa radioactiva pudiendo localizarse mediante una gammacámara (detector de radioactividad). Otras pruebas que pueden realizarse, para determinar la presencia de metástasis o no, incluyen la gammagrafía ósea y la resonancia magnética o TAC del cerebro.

¿Cómo se trata el cáncer de pulmón?

El tratamiento del cáncer de pulmón depende del estadio en que se encuentre. En estadios precoces, es decir, cuando el tumor no está extendido a los ganglios linfáticos ni ha producido metástasis en otros órganos, el tratamiento de elección es la resección quirúrgica del lóbulo pulmonar en el que se encuentre el tumor. En ocasiones es necesario extraer hasta un pulmón entero (neumonectomía), lo cual suele ser bien tolerado y no produce limitaciones significativas en cuanto a la vida que pueda llevar el paciente en el futuro. El pronóstico en estadios precoces, cuando puede resecarse todo el tumor y no hay invasión de ganglio, es muy bueno. En estos casos se puede conseguir la curación en hasta un 80% de los pacientes.
Una vez que el tumor se ha extendido el tratamiento varía según el grado de extensión. En algunos casos se ofrece tratamiento con quimioterapia y radioterapia para después resecar el tumor mediante cirugía. Entre los quimioterapicos más utilizados están: Gencitabina, Vinorelbina, Paditaxol, Cisplatino , Carboplatino. Erlotinib y Bevacizumab. Una vez que se producen metástasis, la cirugía no es útil y el tratamiento consiste en combinaciones de quimioterapia y radioterapia.

Artículo facilitado por:
Clínica Universidad de Navarra

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