Deja de fumar para estar en forma

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? Vídeo: Los efectos de dejar de fumar en nuestro organismo

Las ventajas de abandonar el tabaco son innumerables... y se notan pronto. Está demostrado que a los 3 ó 4 días ya se tiene una mayor capacidad para hacer ejercicio físico. A las 2 ó 3 semanas se ha recuperado una buena parte del sentido del gusto y del olfato y al cabo de un mes ya hay una mejoría respiratoria, que se hace mucho más notable después de un año. Cinco años sin fumar reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares al mismo nivel que una persona que nunca fumó. A los 10 ó 15 años las posibilidades de tener cáncer también se equiparan a las de un no fumador.

A la luz de estos datos, el obstáculo para abandonar el hábito no es, desde luego, la falta de motivos, sino la dependencia física que crea la nicotina (¡los expertos consideran que tiene un poder adictivo similar al de la heroína!) y la psíquica que supone "tener algo entre las manos". Por suerte, existen ayudas que aumentan las probabilidades de conseguir el éxito:

Chicles y parches con nicotina
Chicles. Aportan nicotina en pequeñas dosis. Así, la persona que intenta dejar de fumar alivia la abstinencia evitando los perjuicios del alquitrán y otros componentes del tabaco. Los chicles no están indicados para las personas con problemas dentales o dentadura postiza ni para los que tengan reflujo gastroesofágico. Tampoco deben tomarlos las personas que siguen fumando (la "dosis" de nicotina se duplica) o quienes sufran alguna enfermedad cardiovascular.

Parches. Liberan gradualmente la nicotina a través de la piel. La cantidad de nicotina presente en ellos varía. Es aconsejable comenzar por los de mayor intensidad e ir reduciendo la cantidad poco a poco. No deben ponérselos las embarazadas y pueden provocar irritaciones de piel en algunas personas, aunque ese efecto disminuye generalmente con el tiempo.

Fármacos eficaces
Un medicamento antidepresivo que combate la ansiedad, el bupropión, puede ser de gran ayuda para fumadores con el hábito muy arraigado, pero debe tomarse siempre por prescripción médica. El fármaco actúa igual que la nicotina, aumentando los niveles de dopamina y de noradrenalina en el cerebro, reduciendo así los síntomas de la abstinencia. Según el presidente de Neumomadrid, Carlos Jiménez, el bupropión ayuda a que entre un 45 y 50% de los fumadores que intentan dejar el tabaco lo consiga. Se estima que, sin ninguna ayuda externa, el porcentaje de éxito se queda en un 5 o un 7%. El fármaco está contraindicado para las personas con historial convulsivo y las que tienen anorexia o bulimia. También aumenta el riesgo de convulsiones sobre quienes han sufrido algún traumatismo craneal, tumores cerebrales, alcoholismo o adicción a otras sustancias.

Ana G. Bengoa

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