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Conoce el sistema circulatorio

Conoce el sistema circulatorio

El sistema circulatorio es muy complejo. Está formado por varias redes de vasos que son a la vez independientes y están asociadas entre sí.

¿Cómo funciona el sistema circulatorio?

En primer lugar, la red de las arterias (circulación arterial): son los vasos sanguíneos que salen del corazón para irrigar los tejidos. Cuanto más se acercan a las extremidades, más se ramifican y disminuyen de grosor. Cada latido del corazón impulsa la sangre de las arterias, y esta alimenta los tejidos con elementos como el oxígeno contenido en los glóbulos rojos.

Segunda red: la microcirculación, mediante las «arteriolas» (arterias de grosor inferior a un milímetro), los capilares, microvasos de menos de 50 micrones de diámetro, y las venillas (venas pequeñas).

La tercera red, la circulación venosa, devuelve la sangre al corazón. En el nivel de los miembros inferiores, el sistema venoso profundo se encarga del 90% de la tarea. Las venas superficiales, que por lo tanto solo tienen que enviar al corazón el 10% de la sangre, son las más expuestas a desarrollar varices. Se trata de la «safena mayor» (o vena safena interna, que va desde la parte interior del tobillo hasta el ano, remontando por el borde interior de la pierna) y de la «safena menor» (la vena safena externa, que asciende desde la parte exterior del tobillo hasta la rodilla).

La cuarta red, o sistema linfático, desempeña también un papel en la microcirculación. Sus capilares transportan la linfa, un líquido compuesto de elementos indispensables para la alimentación de las células y para las defensas inmunitarias del organismo.

¿Por qué se siente pesadez en las piernas?

Durante la noche, cuando se está en la cama o en posición horizontal, el «retorno venoso» se efectúa más fácilmente. Durante el día, a menudo se permanece de pie y la sangre, al tener un cierto peso, tiene una tendencia natural a descender. En la medida en que el sistema venoso encargado de elevarla esté deteriorado, esa tendencia a descender se acentúa. Después de un día fatigoso, sólo se tiene una idea en la cabeza: sentarse y poner las piernas en alto. También puede uno ducharse las piernas con agua fría antes de irse a la cama: se dirige el chorro de agua desde el pie hasta la rodilla, insistiendo a la altura del tobillo. Todo esto es muy saludable, siempre que, por lo demás, se mantenga una buena higiene de vida, con un peso adecuado y un grado de actividad física acorde con cada uno. Finalmente, elevar unos 4 ó 5 centímetros el extremo inferior de la cama permite igualmente ayudar al retorno venoso. En general, todas las fuentes de calor son malas para las venas: la exposición al sol prolongada, la calefacción de suelo, los baños calientes...

¿Hay una edad aconsejable para acudir a la consulta?

En los problemas venosos, el componente hereditario desempeña un papel más importante que la edad. Los angiólogos atienden a mujeres jóvenes de 20 años que todavía no han tenido hijos y ya sufren problemas de varices. Todo depende de la herencia.

Por el contrario, se ven personas de 80 años que van a la consulta por una cuestión puramente estética, una pequeña vena que sobresale que no es una variz, sino a lo sumo una «varicosidad».

Las varicosidades son pequeñas venas visibles bajo la piel. O bien están «aisladas» y no presentan más que un problema visual, o bien son la parte visible de una variz gruesa. Sería una especie de hoja visible de un árbol invisible. En este caso, hay que tratar las varices en profundidad antes de hacer desaparecer las varicosidades. Siendo así, los hombres tienen tendencia a dejar instalarse el problema e ir a la consulta cuando la enfermedad ha adquirido un grado preocupante.

¿Cómo evitar los problemas circulatorios en los viajes?

Hay que moverse, no permanecer sentados durante horas. Fácil si se viaja en coche e incluso en tren. En avión es más difícil, particularmente si las compañías, para mantener los precios bajos, instalan a los pasajeros en asientos exiguos en donde pasan horas sin poder moverse.

El riesgo de flebitis o de trombosis venosa, incluso de embolia pulmonar mortal, aumenta por tanto en función de la duración del vuelo (llega a ser significativo por encima de seis horas). Es lo que se ha denominado «síndrome de la clase turista», con causas difíciles de aislar: la inmovilización, la posición de sentado, los efectos de la presurización y de la climatización contribuyen a hacer más lenta la circulación venosa. En realidad, todos los pasajeros de un avión someten a una dura prueba a sus sistemas venosos por causa del cambio de presión en vuelo. Las mismas compañías aéreas dan ya consejos preventivos. Durante un vuelo de larga duración, hay que beber al menos un litro y medio de agua cada seis horas (mejor evitar el alcohol). Levantarse regularmente, andar, hacer flexiones/extensiones con los tobillos en el mismo asiento, no mantener cruzadas las piernas. También es aconsejable vestir ropa amplia y llevar puestas medias o calcetines de compresión para el viaje. Lo esencial es comprimir bien los músculos de los gemelos.

Marisol Guisasola

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