TRATAR EL DOLOR

¿Cómo se tratan los dolores de las enfermedades reumatológicas?

¿Cómo se tratan los dolores de las enfermedades reumatológicas?

Artritis, artrosis, fibromialgia... Todas estas enfermedades pueden ser paliadas de diferentes maneras, siempre dependiendo del estado del enfermo. Estos son algunos de los tratamientos.

Depende como siempre de la patología, pero en principio el reumatólogo puede recurrir a los antálgicos, nombre con el que también se denominan los medicamentos antidolor. Se los puede clasificar en dos categorías: los antálgicos de acción periférica y los de acción central, subdivididos estos últimos en débiles o fuertes.

Los periféricos suelen ser compuestos de paracetamol y aspirina. Generalmente actúan en unos 30 minutos sobre dolores no demasiado fuertes y sus efectos duran entre cuatro y seis horas. Su utilización regular tiene límites en los problemas digestivos que pueden provocar, sobre todo la aspirina.

Los antálgicos de acción central débiles calman dolores más fuertes. Entre ellos se encuentran la codeína y el tradamol asociado al paracetamol. Con este tipo de medicamentos hay que tener algunas precauciones para evitar estados de somnolencia, como evitar tomar alcohol o tranquilizantes. Finalmente, los antálgicos de acción central fuertes, a menudo en forma de morfina en comprimidos, permiten hacer frente a dolores fuertes sin crear dependencia.

¿Y los antiinflamatorios? ¿Tienen efectos secundarios?

Es cierto que la mejor forma de tratar el dolor es atacar la causa que lo produce, es decir, en nuestro caso, la inflamación de las articulaciones. Disminuirla permite, evidentemente, disminuir el dolor. Para las personas en las que no actúan los antálgicos, el reumatólogo receta antiinflamatorios llamados «no esteroideos». Son útiles, por ejemplo, en los brotes inflamatorios de la artrosis o de la ciática.

Tomar antiinflamatorios exige ciertas precauciones, sobre todo evitar la asociación de más de uno. Los efectos secundarios se sienten particularmente en el aparato digestivo, ya que son agresivos para el estómago. También hay que tener cuidado cuando se toman antihipertensores o diuréticos, pues su mezcla con antiinflamatorios puede producir problemas en la función renal.

Existen asimismo los antiinflamatorios «esteroideos», como los corticoides. Estos exigen disminuir el consumo de sal y de azúcar para limitar la retención de agua, sobre todo si la dosis del corticoide es elevada. Además, en los casos en que las dosis fuertes se prolongan, es aconsejable aumentar el consumo de calcio, pues los corticoides pueden descalcificar los huesos con el consiguiente riesgo importante de osteoporosis.

¿Qué se entiende por tratamiento de fondo? ¿Para qué tipo de enfermedades está indicado?

Los tratamientos de fondo consisten en la prescripción de un conjunto de medicamentos que permiten bloquear o hacer más lenta la evolución de una enfermedad y que tienen cada uno mecanismos de acción diferentes. Los beneficios de estos tratamientos solo pueden apreciarse después de varias semanas y se prescriben para enfermedades como la artritis reumatoide grave, por ejemplo. A menudo, en ellos se incluyen inmunosupresores (que disminuyen las reacciones del sistema inmunitario). Hoy en día, con el avance de la investigación, se dispone de unos nuevos tratamientos denominados «biológicos» que llegan a bloquear las sustancias responsables de la inflamación. Por el momento, solo se aplican en hospitales, entre otras cosas a causa de su elevado coste.

¿Son eficaces las infiltraciones?

Una infiltración es una inyección de corticoides dentro de la articulación (nivel intra-articular) o en torno a ella (nivel periarticular). Antes de recurrir a las infiltraciones, el médico se asegura de que el paciente no es diabético ni ha tenido una infección recientemente; también se informa de los medicamentos que esté tomando. Para los dolores de rodilla, por ejemplo, hay un tratamiento por vía inyectable intraarticular que permite retrasar la destrucción del cartílago. Las infiltraciones son generalmente poco dolorosas aunque a veces puede producirse alguna recaída transitoria un poco desagradable. Es un tratamiento eficaz y con bajo riesgo de complicaciones, salvo alguna infección a través de la inyección.

¿Puede recurrirse a los kinesi-terapeutas, quiroprácticos, osteópatas o incluso acupuntores para aliviar dolores articulares?

Una cosa es segura: todas estas prácticas pueden complementar eventualmente los tratamientos médicos o una operación quirúrgica, pero no pueden reemplazarlos.

La kinesiterapia es sin duda la más eficaz, particularmente para todo lo que concierne a las lumbalgias y a ciertas tendinitis.

La acupuntura puede aliviar, pero hay que saber que con este tipo de prácticas se entra en un terreno en donde los resultados dependen mucho de cada persona, de la forma de abordar la cuestión y de la convicción sobre los resultados.

Y la osteopatía o las quiroprácticas exigen estar atendido por alguien extremadamente competente, pues las manipulaciones que imponen estas técnicas pueden tener efectos desastrosos si no se dominan perfectamente. Es aconsejable aportar las radiografías que se tengan al iniciar este tipo de tratamiento.

¿Cuándo se puede recurrir a los artículos ortopédicos? ¿Varía su eficacia según la parte del cuerpo de que se trate?

Los aparatos obligan a reposar al miembro doloroso o a una parte del mismo, y este reposo obligado a menudo es eficaz para atenuar el dolor. Los collares cervicales, por ejemplo, o los cinturones lumbares que se llevan durante viajes largos en coche alivian el dolor y protegen las partes sensibles de las sacudidas y movimientos que pueden provocar dolor.

En ciertas enfermedades, como en la artrosis o en la artritis reumatoide, está comprobado que los arneses de apoyo de la mano contribuyen a evitar deformaciones. En los casos difíciles de ciática, un corsé de resina llevado durante cuatro o seis semanas alivia realmente al enfermo. No hay que temer una atrofia o pérdida de tono muscular. Las rodilleras y tobilleras tienen una acción suave, lo que no dispensa de llevarlas cuando se va a hacer algún esfuerzo físico, por la sujeción que ejercen en la rodilla y el tobillo.

Doctor Jean taillandier, reumatólogo, médico internista y jefe del Sercicio de Geronología del hospital Paul-Rousse, Villejuif, París.

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