UN DILEMA SANITARIO

En 1991 el Informe Abril recomendaba que los usuarios debieran participar en el pago de los servicios. En el caso concreto de la prestación farmacéutica para limitar el consumo exagerado de fármacos, recomendaba, a pesar de su impopularidad, la extensión de la participación en su coste, con excepciones por razones de equidad y con compensación en la cuantía de las pensiones.

Veinte años después se congelan las pensiones actuales y se rebajan las pensiones futuras en un importante porcentaje. Pero no se toca el copago. El antiinforme Abril...

En Cataluña el nuevo gobierno ante la crisis financiera de la Sanidad catalana, cierra quirófanos por la tarde disminuyendo intervenciones quirúrgicas, "gestiona" las listas de espera, disminuye horarios de trabajo, se atenúa la aplicación de la Ley de dependencia y otras medidas restrictivas que originarán - ¡cómo será de grave la situación!- "coste político".

Está claro que estamos ante una situación desesperada y hay que tomar medidas drásticas e impopulares. Se dice que la cifra de deuda de la sanidad, que sufren las empresas principalmente, se acerca ya a los 15.000 millones de euros y el déficit. Pero ¿es más equitativo retrasar varios meses a miles de personas de bajos ingresos operaciones no urgentes, por ejemplo cataratas, con la pérdida de calidad de vida y riesgos para la salud (accidentes etc.), que pagar unos pocos euros por un servicio?

Esta referencia no es demagógica. Las personas de ingresos más elevadas pagarán el 100% de la operación yéndose a la privada y los políticos tendrán siempre preferencia en las listas de espera.

En casos de limitación de recursos solo cabe discutir prioridades. Concretando, por ejemplo ¿listas de espera o copago? Debate abierto sobre un dilema, aunque en época preelectoral sea tabú...