Ángel Nieto, leyenda del motociclismo

Ángel Nieto, leyenda del motociclismo

Hay que reconocer que allá por los años 60 en cuestión de motociclismo puestos, lo que se dice puestos, pues no lo estábamos mucho, al menos la mayoría de los españoles, aunque cierto es que había muchos a los que sí les interesaba ese deporte en el que los vehículos de dos ruedas competían entre sí por ganar carreras, de lo cual aún teníamos menos conocimiento.

Eso sí, sabíamos distinguir entre una Vespa, una Vespino, un ciclomotor y una motocicleta, y de que, por lo visto, había motos estupendas y muy veloces, unas de la marca Derbi y otras Bultaco, pero poco más. Por eso, razón no le falta a Ángel Nieto cuando dice que «el campeonato que gané en 1969 tuvo muy poca repercusión porque en esa época en España solo se hablaba de fútbol. También algo de boxeo o de tenis, con Manolo Santana...». Claro que también reconoce que «no tengo ni idea de por qué empiezan a gustarme las motos, porque nadie en mi casa tiene que ver con ellas. Sí que es verdad que en aquella época me motivaba lo que tuviera ruedas: patines, bicicletas...». O sea, como casi todos.

Pero, dicho todo esto, algo de repercusión sí que tuvo saber, en 1969, que un jovenzuelo de apenas 22 años llamado Ángel Nieto había conseguido proclamarse nada menos que ¡campeón del mundo de motociclismo en 50 cc! El diario El Mundo Deportivo, por ejemplo, hablaba en su edición del 15 de septiembre de «los méritos superlativos de que cabe hacer elogio para este campeón fabuloso». Se supone que, además, lo decía con conocimiento de causa porque ya en 1967 y 1968 había sido campeón de España, pero de eso si que muchos no tuvimos noticia.

Pero la cuestión no es solo que en 1969 Ángel Nieto ganara el campeonato del mundo, sino que también lo ganó al año siguiente, y al otro... Y así hasta 12+1 mundiales, como a él le gusta decir, tanto en 50 cc como en 125 cc, lo que ya eran palabras más que mayores. Así que por muy ignorantes del motociclismo que fuéramos, era casi obligado que empezáramos a sentir auténtica admiración por este extraordinario piloto, que cada vez más nos fuera interesando más este deporte, que hoy casi tiene carácter «nacional» en nuestro país, y, por supuesto, que dejáramos de creer que, como suele decir Ángel Nieto, «que todos los que nos montábamos en una moto de carreras éramos unos majaras».

Este modesto recuerdo de Ángel Nieto se escribió pocos días antes de su fallecimiento, así que sirva de emocionado homenaje a su memoria.

José Molina

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