El fenómeno del «baby boom»

El fenómeno del «baby boom»

Según estudios sociológicos de la época que nunca he consultado, aunque tampoco sé si existen, la entrada en vigor, el 1 de enero de 1964, del llamado I Plan de Desarrollo fue el detonante de que el país empezara a reactivarse, que ya iba siendo hora.

Para empezar, se creó el Ministerio de Planificación y Desarrollo y comenzaron a crearse nuevas empresas, en las que lo mismo se fabricaban coches y barcos que se fundía hierro y acero, lo que sin duda trajo consigo un mayor progreso industrial. Además, a todo ello había que añadir el espectacular aumento de turistas que nos visitaban y el del dinero que los emigrantes enviaban a España. Conclusión: un crecimiento económico de aquí te espero, aunque con algo de retraso con respecto a otros países europeos, que en estos temas anduvieron bastante más avispados.

Fuera como fuese, lo cierto es que, como certifican los datos estadísticos de la época, la puesta en marcha de este plan dio como resultado un incremento del 6,4% del PNB, así que, como el que no quiere la cosa, apenas un año después, la renta per cápita de los españoles se situó en 42.000 pesetas, cuando en 1960 solo llegaba a las 14.400, aunque también es verdad que muchos se preguntaban, y con razón, de dónde habían sacado esa cifra, porque de sus bolsillos estaba claro que no.

Y a lo que íbamos. Con tanto furor económico y tanto desarrollismo, no es de extrañar que a partir de 1964 se produjera un auténtico baby boom, como se conoció aquel fenómeno de natalidad explosiva. En total, 697.697 criaturas nacieron ese año en España, una cifra que no se alcanzaba ¡desde 1903! Y es que lo de darle alegría al cuerpo, y a los ahorros, era evidente que traía esas gozosas consecuencias. Así, en solo diez años, pasamos de tener 30.582.936 habitantes a 33.956.047, lo que no está nada más, y en esa década de los 60 el ISF (índice sintético de fecundidad o hijos por mujer) era de 3, que, comparado con el 1,2 de hoy día, tenía su miga.

Eso sí, con lo que no contábamos es con que, cincuenta años después, todas aquellas criaturas nacidas con el «baby boom» decidieran que ya era hora de empezar a jubilarse, con lo que, de alguna forma, lo que entonces fue una jubilosa bienvenida hoy se ha convertido en un quebradero de cabeza. Bueno, es lo que tiene a veces la historia, que hace que se pase con facilidad de la felicidad de la alegría a la tristeza, del esplendor a la miseria, de la gloria a la derrota, del todo a la nada.

José Molina

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