Los irreverentes Monty Python

Si alguien tiene la ocasión de volver a ver algunas de las mágicas películas de los Monty Python, esa panda de irreverentes humoristas británicos, que nos descubrieron que había otra manera de reírse de las cosas, seguro que tiene la sensación de que el tiempo no ha pasado por ellas y de que su irónica manera de ver la vida sigue siendo, hoy día, un manantial fresco de alegría.

Por desgracia, en su día nos perdimos aquella desternillante serie de TV que se emitía en la BBC titulada "Monty Python´s Flying Circus", algo así como "El Circo Ambulante de los Monty Python", y que les sirvió para darse a conocer.

La serie estuvo en antena de 1969 a 1974, o sea, solo un año antes de que los Monty Python estrenaran su primer gran éxito en el cine. El filme en cuestión era "Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores y ciertamente", una comedia incalificable, en la que, con un sentido del humor casi surrealista, que a veces roza el absurdo, narran a su manera la historia del rey Arturo y sus caballeros que, cómo no, reciben la misión de partir en busca del Santo Grial.

Lástima de nuevo que, aunque nos moríamos de ganas por ver la película, tuvimos que esperar a agosto de 1977, fecha en la que por fin se estrenó en Barcelona. Al menos, por suerte, sí pudimos llegar "casi" a tiempo de ver el filme más emblemático de los Monty Python, "La vida de Brian", la historia de ese judío que nace el mismo día de Jesús y que, ya de adulto, es confundido con él.

Sin duda, esta película irreverente, pero que, aún hoy, nos sigue pareciendo irrepetible, convirtió a Terry Gilliam, John Cleese y compañía en culpables "en primer grado" de algunos de los momentos más divertidos de los que algunos hemos podido disfrutar a lo largo de nuestra vida, y de los que aún seguimos siendo testigos. Véase, por favor, la secuencia de la "lapidación", y luego seguimos hablando...