'Entre aracne y proserpina. los motivos de Granadas en la decoración textil de los siglos xiii al xix', museo lázaro galdiano

Las flores y los frutos del granado decoran los tejidos mediterráneos recurrentemente. La granada se asocia con el mito de Proserpina y alude a la fertilidad de la tierra, la primavera y la continuidad de las estaciones.

Proserpina, hija de Zeus y Ceres, fue raptada por Plutón, dios de los infiernos, que se había enamorado de ella. La liberación de Proserpina tenía como condición su ayuno, pero vencida por el hambre, comió unos granos de granada que la encadenarían por siempre al Averno. Zeus se conmovió y convino con Plutón que Proserpina permanecería un tercio de su existencia en el inframundo y el resto viviría con su madre, volviendo a florecer la tierra como lo hace la granada en su ciclo estacional.

Por su parte, Ovidio relató la metamorfosis de Aracne, engreída tejedora que retó a Minerva en un concurso textil. Aracne venció a la diosa y sufrió su venganza convertida en araña.
Esta exposición muestra las labores de Aracne, con Prosepina, la granada, como protagonista de las mismas.

En la primera vitrina se exhiben algunas telas que se emplearon en las ceremonias y en la heráldica de las monarquías españolas, tanto islámica como cristiana, así como otros tejidos de uso civil y tres preciosos libros que ilustran el uso emblemático y heráldico de la granada.

Las vestiduras religiosas que se exponen en las dos vitrinas siguientes son una muestra del boato de las ropas litúrgicas en España a lo largo de los siglos XV y XVI, donde los terciopelos brochados y anillados con láminas de oro dibujan fantásticas granadas alusivas a la resurrección y a la vida eterna.

La vitrina cuarta muestra la gran variedad técnica que se produce en el textil en los siglos XV y XVI, tomando como motivo central de su representación decorativa la granada. Se pueden contemplar aquí suntuosos brocateles lamados con hilos de plata y oro, damascos brochados o terciopelos de varias alturas que vistieron tanto a la nobleza como al clero.

En la última se aprecia cómo en los siglos XVII y XVIII los motivos decorativos de granadas son menos ostentosos y reducen su tamaño. Por otra parte, el carácter alegórico de la representación floral da paso a un estilo más decorativo que se funde con el resto de la decoración floral, como en el tejido del siglo XIX.

Imagen: Dalmática. España, siglo XVI. Seda e hilos entorchados de oro.