¡Congeladas!

Así se han quedado las personas jubiladas en nuestro país: congeladas como las pensiones. Y es que la noticia ha caído como un alud sobre los más de 8 millones de pensionistas. Aunque es verdad que se excluyen de esta medida las pensiones mínimas -un 30% del total- y las no contributivas -unas 500.000-, la sensación de inseguridad descoloca a todos.

Y la pregunta del millón está en boca de muchos afectados: ¿había que empezar por esto para reducir el déficit? ¿No se habrán dejado en el ordenador medidas prioritarias? Sí, justamente esas...

Siento que la sensatez es un atributo de los mayores. Y estoy segura de que una buena parte de ellos estaría de acuerdo en sacrificarse para salir de la crisis si llegara "su" momento. Pero este turno "preferente": los niños y los mayores primero, deja fuera de juego a los veteranos y en pañales a los recién nacidos.

El dinero es necesario para subsistir con dignidad. Y se pagó previsoramente por la subsistencia en su día (mi suegra decía que no hay que pagar nada por adelantado), pero la dignidad no ha quedado satisfecha del todo porque el acuerdo era otro. Se ha roto un sutil eslabón situado entre el dinero y la dignidad: al menos, la revalorización anual de las pensiones.

Hay muchas personas maduras jubiladas con un estado físico y mental excelente, y defendemos su integración y participación total en la sociedad, pero a los 65, a los 67 años y más, hemos jubilado la máquina de producir euros. En parte, por decisión propia; en parte, por imperativos de la Madre Naturaleza; en parte, porque el sistema tiene poca memoria y valora más el rendimiento presente. Y claro...

Nos dicen que "congelación" no es igual a "recorte" pero lo que parece claro es que perderemos poder adquisitivo en 2011 ¡Y ese sí que es un gol!