Un poco de Quina… y listo

Un poco de Quina… y listo

No recuerdo que en mi casa hubiera un surtido variado de medicamentos, a diferencia de lo que suele suceder hoy día en los hogares españoles, que a veces parecen auténticas sucursales farmacéuticas. En realidad, el paquete básico casero se reducía apenas a un tipo de aspirinas, para posibles dolores de cabeza; otro de Redoxon, para casos de resfriados, y un bote de sales de frutas Eno o de bicarbonato, especialmente apropiados para ardores o simples dolores de estómagos. ¡Ah bueno!, y un pequeño kit de primeros auxilios para curas en caso de caídas o accidentes caseros de escasa entidad que solía incluir: algodón, alguna que otra venda, esparadrapo y alcohol de 90 grados que, cuando se vertía sobre la herida, tenía un efecto difícilmente reproducible en horario infantil.

A ese paquete básico se añadían, en casos de necesidades puntuales, unos cuantos remedios más, y problemas solucionados. O sea, que el niño empezaba a toser y a dolerle el pecho, con síntomas evidentes de que estaba resfriado, pues a untárselo con «Vick VapoRub» por la noche ya bien arropadito en la cama. Que se había caído, y le dolía una pierna, pues nada como un pequeño masaje con «Linimento de Sloan», más conocido como «el tío del bigote». Que parecía que no comía mucho y se iba a quedar escuchimizado, pues una cucharada de «Calcio 20», ese líquido espeso blanco con el que «crecen los huesos fuertes», o un vasito de «Quina Santa Catalina», «que es medicina y es golosina», que ni por asomo se sabía entonces que, en realidad, la dichosa «Quina» (como la «Kina San Clemente», la del popular Kinito) no era si no una variedad de vino dulce que tenía entre 13 y 15 grados de alcohol, lo que para muchos fue el verdadero germen de lo que luego se dio en llamar «Alcohólicos Anónimos».

Para concluir, me permito hacer algunas recomendaciones, que seguro que algunos agradecerán.

1. Aunque no lo parezca, una pastilla de Redoxon disuelta en agua puede ser un buen sustituto de la gaseosa de naranja.

2. La sal de frutas es un perfecto refresco con gas que puede hacer las veces de sifón o agua de seltz.

3. Si al bicarbonato se le pone un poco de limón, se convierte en una deliciosa bebida refrescante, que bien podía sustituir a la «Mirinda», la «Fanta» o la «Schuss» de limón.

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