Luces, cámara... ¡acción!

Luces, cámara... ¡acción!

¡Larga vida al cine! Recuerdo que de pequeña era mi mejor entretenimiento, la radio era la estrella de la casa, pero la gran pantalla se llevaba toda mi atención. Los mejores eran los cines de Gran Vía, eran como palacios, las butacas más cómodas que el sofá de tu casa y la calidad inigualable. Sin embargo yo iba al cine de mi barrio que costaba de dos a cuatro pesetas, dependiendo de si ibas a la sesión doble o a la continua, y como poco o nada había que hacer normalmente acababa en la continua. Tardes y tardes viendo películas.

¡Cómo ha cambiado el cine! ya no hay censura ni acomodador, se ha convertido en un lujo, ¡casi 10€ por entrada!, lejos quedaron los asientos de madera (cosa que mi espalda agradece enormemente), pero se echa de menos ese suelo de tarima y la costumbre de llevar pipas a las salas (a pesar de que los limpiadores no estarían muy de acuerdo con esto último).
como era el cine
Se apagaban las luces y sonaba la sintonía del No-Do, veíamos de nuevo el gol de Zarra, los pases de Manolete y luego la película. Todos la vivíamos como si fuéramos uno más del reparto. Si tocaba de vaqueros, tu soñabas con cabalgar, si era Tarzán, poco o nada tardabas en intentar subirte a un árbol. Cuánta magia, y qué pena ahora andar por la Gran Vía y ver todos esas majestuosas salas convertidas en tiendas de ropa. Y no hablemos de los cines de barrio, que hace mucho que ya pasaron a mejor vida. ¡Menos mal que nos queda el día del espectador!
como era el cine
como era el cine

[José Molina]

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