¿Uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo?

Es un tópico señalar complacidos que el sistema sanitario español es uno de los mejores del mundo. Los datos del Euro Health Consumer Index 2009 publicados recientemente ponen en duda este aserto. España ocuparía el puesto 22 entre los 33 países analizados (los 27 de la UE, más algunos otros europeos extracomunitarios del sudeste de Europa).
Los autores del informe claramente señalan que no se trata de un ranking de los mejores sistemas sanitarios del mundo, sino un conjunto de áreas de evaluación para señalar cómo el consumidor de los cuidados sanitarios es atendido por los respectivos sistemas. Se trata de un excelente criterio, porque repetimos machaconamente que el paciente es el eje del sistema sanitario de salud.
España ocupa el último lugar (empatada con Grecia, Bulgaria y Chequia) en el área de derechos e Información a los pacientes. Se reconoce que la legislación española recoge algunos de estos derechos, pero en la práctica no se ejercen. Suponemos que las organizaciones de pacientes han tomado ya buena nota de las deficiencias recogidas e influenciarán para que se corrijan.
En el apartado de listas de espera, solamente dos países, Portugal y Reino Unido, superan nuestro negativo record. Este si es un tipo de datos fácilmente comparable y en el que el ranking es poco discutible en relación con los parámetros recogidos en la encuesta. En numerosas ocasiones me he referido a este crucial índice de calidad, que se resiste a lo largo de los años a su reducción y que considero de consecuencias mucho más peligrosas que la subida de una tasa por utilización de servicios sanitarios.
En estos últimos años el uso de las tecnologías de la información y comunicación ha avanzado bastante en España y el empuje que se les piensa a dar por el ministerio, según se ha anunciado con motivo de las últimas reformas, que tratan de coordinar todas las dispersas iniciativas llevadas a cabo en cada una de nuestras autonomías, nos pueden colocar más alto en el ranking por este tema. Por eso pienso que el modesto puesto ocupado, el nº 16, mejorará considerablemente en la próxima edición.
En outcomes, ocupamos el puesto nº 15, por delante de la media y naturalmente estamos ante el principal índice de calidad. Si se seleccionara la evaluación de otros registros relevantes probablemente nuestra posición mejoraría. Podríamos por ejemplo optar por el número de trasplantes exitosos per cápita y otros muchos que a los expertos lectores se les ocurrirán.
En resumen, el estudio tiene seguramente aspectos que pueden ser discutidos, reflejan la posición de los sistemas sanitarios en 2009 y tiene un enfoque muy específico, el paciente, pero al fin y al cabo este debe ser nuestra referencia.
¿Nos atrevemos a decir que nuestro sistema es de los mejores del mundo?