7 claves para vivir más sano
Los alimentos influyen en la capacidad de frenar el envejecimiento.
¿Se puede dejar de oír de forma repentina? Si, es posible.
La pérdida de Audición Sensorioneural Súbita (SSHL, por su sigla en inglés), o sordera súbita, es una pérdida rápida de la audición que puede ocurrir en menos de tres días.
Enfermedades infecciosas, traumatismos, crecimientos anormales de los tejidos, problemas circulatorios, trastornos neurológicos o relacionados con la enfermedad de Ménière… pueden tener una consecuencia grave: la pérdida del oído de forma brusca. Este problema se produce generalmente en un solo oído y suele ir acompañada de mareos y zumbidos en los oídos. Ante esta situación es preciso acudir al médico de forma inmediata para aumentar las posibilidades de curación.
Según las causas, algunos pacientes se recuperan de la pérdida de audición completamente sin intervención médica durante los 3 primeros días. Otros mejoran en un período de 1 ó 2 semanas. Pero un pequeño porcentaje mantendrán la pérdida de audición e iniciará un proceso que empeorará con el tiempo.
Para su tratamiento, existen varios procedimientos, en función de las causas que lo han provocado. Uno es el uso de antibióticos y otros, los esteroides, que reducen la inflamación, disminuyen los edemas y ayudan a fortalecer el sistema inmunitario. Igualmente, si la causa es la enfermedad de Ménière, puede prescribirse un régimen alimenticio bajo en sal.
La enfermedad de Ménière es una trastorno del oído interno que provoca una serie de síntomas que incluyen vértigo o mareos, fuertes ruidos en el oído, pérdida de audición en determinados momentos y la sensación de presión o dolor en el oído.
Hoy por hoy, la enfermedad de Ménière no tiene cura, pero están abiertas numerosas investigaciones que permitirán una mayor comprensión de los mecanismos de la enfermedad y permitirán desarrollar estrategias de prevención y un tratamiento más efectivo.
La sordera es un obstáculo que aísla socialmente.
La causa más común de la pérdida de audición o sordera viene derivada del proceso de envejecimiento.
Nuestros oídos son los órganos encargados de facilitarnos la labor de escuchar, pero también de mantener nuestro equilibrio.
La mayoría de los casos de pérdida auditiva o sordera no son evitables.