La técnica de sexo tántrico para reavivar la pasión entre los mayores de 50


Publicado por Patricia Fernández, periodista
Creado: 6 de noviembre de 2025 13:00 | Modificado: 6 de noviembre de 2025 13:11


La técnica de sexo tántrico para reavivar la pasión entre los mayores de 50

A partir de los 50, el cuerpo cambia y la vida también. Buenas noticias: el tantra no exige contorsiones imposibles ni fe budista exprés. Va de conciencia, respiración y presencia. De volver a habitar la piel, sin prisas ni metas. Aquí tienes una guía clara, amable y práctica del sexo tántrico para mayores para empezar.

¿Qué es, y qué no es, el sexo tántrico?

Empecemos despejando mitos. El tantra no es una maratón sexual, ni una coreografía complicada. Tampoco consiste en "aguantar" eternamente sin llegar al orgasmo. El sexo tántrico es una forma de intimidad consciente: respirar, sentir y conectar con la pareja (o con uno mismo) sin correr hacia una meta. La atención se coloca en el proceso: la caricia, la mirada, la temperatura de la piel. Como cuando saboreas un buen guiso a fuego lento: lo importante no es terminar el plato, sino estar mientras ocurre.

Por qué encaja el sexo tántrico tan bien a partir de los 50

Con los años cambian las hormonas, el sueño, las articulaciones y, a veces, también las prioridades. Lo que antes era urgencia ahora agradece ritmo y ternura. El tantra encaja en la sexualidad de los mayores de 50 porque:

  • Reduce la presión de rendimiento (adiós cronómetro, hola presencia).
  • Favorece la lubricación y erección al mejorar la relajación y la circulación mediante la respiración.
  • Reaviva la complicidad emocional, clave en relaciones largas.
  • Permite disfrutar del placer sin penetración, con protagonismo de manos, boca, piel y sonido.
  • Se adapta a cuerpos reales: cojines, sillas, pausas y sentido del humor incluidos.

Preparar el espacio y el tiempo, porque el ritual importa

Bajar revoluciones empieza fuera del cuerpo. Pequeños detalles marcan la diferencia:

  • Luz cálida (o velas), una manta y una temperatura agradable.
  • Música suave y teléfonos fuera de la habitación (el modo avión también es erotismo).
  • Aceite de masaje de base neutra; una toalla a mano; agua para beber.
  • Tiempo protegido: 20-30 minutos sin interrupciones es un comienzo realista. Esto no es examen; si os reís, mejor.

Respiración y mirada para calmar

Dos prácticas sencillas para estrenar el "modo tántrico":

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Respiración 4-6
Sentados frente a frente, una mano en el propio pecho y otra en el del otro. Inhalad por la nariz contando hasta 4, exhalad por la boca contando hasta 6. Unos cinco minutos. La exhalación más larga activa el sistema de calma y ayuda a que el cuerpo diga "estoy a salvo".

Mirada suave
Tres minutos con la mirada amable, sin forzar. Si aparece vergüenza, respiradla. No busquéis palabras lúcidas ni gestos perfectos: el objetivo es estar presentes, no posar.

Caricias conscientes, placer sin prisa, sin objetivo

El mantra es: menos técnica, más atención. Ideas para explorar:

  • Escaneo de manos: recorred brazos, espalda y rostro con la yema de los dedos como si fueran ojos. Notad texturas, temperatura, vello.
  • Masaje lento de hombros y cuello; después manos y pies (sorprenden).
  • Respiración a través del tacto: cuando acariciáis, inhalad juntos; al exhalar, aflojáis la presión.
  • Sonido: exhalar con un suspiro largo libera tensión del suelo pélvico y favorece la excitación sin forzar.

Recordatorio amistoso: si en algún momento alguien piensa "¿Y ahora qué toca?", la respuesta suele ser "volver a respirar".

Comunicación íntima

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El tantra no funciona sin palabras claras y amables. Tres herramientas:

  • Check-in inicial: "Hoy me apetece... / Hoy prefiero evitar...".
  • Semáforo: verde (sigue), amarillo (más suave), rojo (paramos). Se puede decir con palabras o apretando la mano.
  • Pedir en positivo: en lugar de "no me toques así", prueba "me gustaría más lento y con la palma completa".

Esto no enfría el momento; al contrario, lo calienta con seguridad.

Adaptaciones para cuerpos reales

¿Cadera que protesta? ¿Rodilla con carácter? Bienvenidas sean las ayudas:

  • Cojines bajo las lumbares o rodillas para descargar tensión.
  • En la cama o en silla con respaldo si la espalda lo agradece.
  • Posturas laterales ("cucharita") para descansar hombros y cuello.
  • Pausas cada 5-10 minutos para beber, respirar y ajustar.

Si hay sequedad o molestias, lubricante de base acuosa o de silicona (no mezclarlos con juguetes de silicona) y, ante dolor persistente, consulta profesional.

Tantra en solitario

No necesitas pareja para cultivar esta presencia. Mini-ritual de 10 minutos: preparar el espacio, tres minutos de respiración 4-6, automasaje lento en brazos, pecho y abdomen, explorar zonas menos habituales (costillas, nuca, muslos internos) y terminar con una mano en el corazón y otra en el vientre. La intimidad con uno mismo afina la sensibilidad y reduce la ansiedad de "hacerlo bien" en pareja.

Seguridad y salud. Cuándo pedir ayuda

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El tantra acompaña, pero no sustituye al médico ni al fisio. Conviene consultar si hay:

  • Dolor pélvico persistente, sangrado inesperado, infecciones recurrentes.
  • Medicación cardiovascular y dudas sobre la actividad sexual: revisad límites y señales de alarma.
  • Molestias de suelo pélvico (incontinencia, prolapsos): un fisioterapeuta especializado ofrece pautas y ejercicios que encajan muy bien con la práctica lenta.
  • Cambios de ánimo intensos (ansiedad, duelo): el ritmo tántrico puede ser un apoyo, y la terapia, un aliado.

El humor, ese lubricante universal

Sí, a veces suena el móvil, cae la vela o el gato decide participar. Reírse no rompe la magia; la humaniza. El tantra no exige solemnidad: pide presencia. Y la presencia acepta la realidad tal cual viene... con un poco de risa y mucho cariño.

Elegir la calma también es erotismo

El sexo tántrico propone algo radicalmente sencillo: sustituir la prisa por presencia. A partir de los 50 (y a cualquier edad), ese gesto tiene efecto dominó: mejor descanso, menos ansiedad, más conexión. No se trata de "hacer tantra perfecto", sino de volver a casa: a la piel, a la respiración, a la mirada que nos dice "estoy aquí".

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