7 claves para vivir más sano
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Decía una antigua teoría que el albacea era una especie de apoderado del testador. La idea vale como metáfora, pero el albacea es mucho más, porque además de lo que le encargue el testador puede hacer otras cosas por su propia iniciativa.
La figura del albacea resulta especialmente útil en las herencias complejas o en aquellas en las que el testador pueda prever algún conflicto. En estos casos, su intervención permitirá, por ejemplo, vender los bienes para repartir el dinero o hacer lotes para su reparto entre los herederos.
En el nombramiento de albacea, la voluntad del testador es soberana pero pueden surgir algunas dudas que trato de aclararos a continuación.
¿Qué plazo tiene para cumplir su encargo?
El que le conceda el testador. Pero si no hubiera señalado plazo, deberá cumplirlo en el plazo de un año.
¿Pueden nombrarse varios?
Sí. El testador puede nombrar uno o varios albaceas, y regular su forma de actuación: mancomunada o solidaria.
¿Tiene derecho a cobrar algo por el trabajo?
El cargo, salvo en Cataluña, es gratuito, pero el testador puede establecer una retribución, que puede consistir en un porcentaje de la herencia, o en una retribución profesional con cargo a la misma.
¿Y qué funciones tiene?
Las funciones del albacea dependerán del propio testador. Puede limitarse a nombrar albacea sin atribuirle un encargo determinado, o puede atribuirle las funciones que estime necesarias.
Si el testador le encarga ciertas cosas, las funciones pueden ser muchas y variadas, por ejemplo:
En definitiva, al albacea se le pueden encomendar todo tipo de encargos, siempre que sean legales y posibles. Así lo hizo en el umbral de su muerte el universal Alonso Quijano, que en su testamento dice: Dejo por mis albaceas al Sr. Cura y al Sr. Bachiller Sansón Carrasco, que están presentes…suplico a los dichos señores mis albaceas que si la buena suerte les trujere a conocer al autor que dicen que compuso una historia que anda por ahí con el título de Segunda parte de las hazañas de don Quijote de la Mancha, de mi parte le pidan, cuan encarecidamente ser pueda, perdone la ocasión que sin yo pensarlo le di de haber escrito tantos y tan grandes disparates como en ella escribe, porque parto desta vida con escrúpulo de haberle dado motivo para escribirlos.
Dámaso Cruz Gimeno
Blog Notarios en Red