Biografía de Demócrito de Abdera

Demócrito de Abdera

Ficha personal

  • Nombre: Demócrito de Abdera
  • En: Abdera, Tracia (Grecia)
  • Ocupación: Filósofo, Antigua Grecia
  • Categoría: Cultura

Demócrito, cuyo nombre significa literalmente "elegido por el pueblo", fue un filósofo griego que creía en un universo constituido por átomos y vida. Fue discípulo de Leucipo, el fundador del atomismo. Aristóteles conoció su obra, que Platón detestaba y habría deseado que todos sus libros fuesen quemados. Actualmente, se considera a Demócrito como al padre de la ciencia moderna. Si bien es clasificado entre los filósofos presocráticos, era más joven que Sócrates, ya que murió unos treinta años después.

De su vida personal, poco se sabe. Tuvo dos hermanos mayores y seguramente nació en Abdera, aunque otros dicen que en Mileto, durante la 80.ª olimpíada (460-457) o la 77.ª (470-469). Lo cierto es que hacia 433 a. C. todavía estaba en activo y tuvo que vivir muchos años, quizá hasta 103.

Viajó por varios países: Egipto, Etiopía, Persia, y, según dicen, incluso India, donde habría atesorado conocimientos de matemáticas y astronomía.

Según algunos autores, el saber de Demócrito era inmenso. Encerrado en una cabaña en un extremo de su jardín, se pasaba el tiempo estudiando. Poco sociable, buscaba la soledad para no ser molestado. Incluso se refugiaba en oscuros sepulcros, alejados de la ciudad. Según Luciano de Samosata, Demócrito no temía a los fantasmas ni los espíritus, ya que creía que el alma muere con el cuerpo y que, por tanto, los espectros son una quimera.

Su carácter, no obstante, era risueño. Se reía fácilmente, y su risa se convirtió en legendaria, por eso en muchas representaciones, a lo largo de la historia, se le muestra con una sonrisa en los labios. Pero la risa y la exacerbada tendencia a la soledad hacían creer a sus coetáneos que Demócrito estaba loco. Sin embargo, no se trataba de una risa alegre, sino más bien triste y satírica, una especie de resistencia ante las necedades de los hombres.

Al final de su vida se volvió ciego. Murió de viejo, aunque también dicen que dejó de comer para dejarse morir.


Dijo: "Es mejor corregir tus propios fallos que corregir los de los demás".

Es mejor corregir tus propios fallos que corregir los de los demás

Demócrito de Abdera

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