'Patas. huellas de la evolución', museo de la ciencia de valladolid

Esta exposición es el fruto de tres meses de trabajo de Ingo Arndt, que recorrió más de 10 000 km por varios zoos y terrarios de Suiza, Alemania, Austria y Namibia, donde captó más de 5400 imágenes, 26 de ellas expuestas en la muestra.

Sobre fondo negro y desde abajo, con el objetivo de observar con detalle las plantas de los animales, las fotografías, de gran formato y ricos colores, muestran las extremidades de algunas especies representativas de los distintos biomas de la Tierra.

Patas de anfibios, reptiles, aves, insectos y mamíferos con uñas, con cojinetes palmares, con discos adhesivos, con membranas interdigitales..., desgastadas o sumamente delicadas, con escamas o estriadas, a veces peludas, azuladas, amarillas, rojas, blancas, marrones, con rayas de colores...

Pero ¿cuál es la razón de esta diversidad de formas, colores y pieles? Todo tiene un significado más profundo, que se deriva de la función de la pata. La pata ayuda la criatura en cuestión -que se adapta a su entorno- a correr, a saltar, a botar, a trepar, a columpiarse, a amortiguar los saltos y, incluso, a limpiarse. A lo largo de millones de años, la naturaleza ha ido desarrollando una diversidad de patas equivalente a la diversidad de especies, partiendo de las aletas originales, que fueron evolucionando hacia formas de pata inicialmente simples, primeramente de ocho dedos y después de cinco.

Imagen: "Gecónido", Ingo Arndt.