7 claves para vivir más sano
Los alimentos influyen en la capacidad de frenar el envejecimiento.
Evitar el sedentarismo y mantener dieta equilibrada favorecen la circulación de las piernas, según la Dra. Aurora Garre.
Si debemos hacerlo por motivos de trabajo o viajes largos en coche, avión o autobús, trataremos de mover frecuentemente los pies y las piernas, realizando giros con los tobillos. También conviene levantarse del asiento con frecuencia y andar unos cuantos pasos. Así mismo, es importante proteger las piernas de golpes y rozaduras.
Para aquellas personas que trabajen sentadas con el ordenador, es conveniente utilizar un reposapiés. Y durante la noche, mejor dormir con las piernas elevadas unos 15 cm.
En el documento anexo presentamos una serie de ejercicios muy sencillos cuya práctica ha demostrado ser eficaz para la mejora de la circulación venosa.
Mientras permanecemos tumbados, podemos masajearnos las piernas desde los pies hasta los muslos.
Podemos activar la circulación alternando duchas no excesivamente calientes (de 38º como máximo) con duchas frías en las piernas. Al finalizar, aplicaremos agua fría a las pantorrillas en sentido ascendente, para aliviar la sensación de pesadez.
Las prendas de ropa muy ajustadas son desaconsejables porque pueden dificultar el retorno venoso desde las piernas al corazón. Además, conviene evitar toda fuente de calor (saunas, depilación mediante cera caliente, tomar el sol en las piernas…), ya que estimulan la dilatación de las venas y la aparición de varices.
Tanto el sobrepeso como el estreñimiento pueden afectar a la circulación, por lo que para prevenirlos, resulta clave seguir una dieta rica en fibra, frutas, verduras y cereales.
Las actividades que más benefician a la circulación de las piernas son la natación o el caminar. El baile, la gimnasia y la bici también pueden ser buenas alternativas para favorecer el retorno venoso.
Junto a la alimentación y la práctica de algún tipo de deporte, también debemos mantener unos hábitos sanos.
Nuestro médico o farmacéutico puede orientarnos acerca de este tipo de soluciones, que actúan aproximando las pareces de las venas, de forma que facilitan que las válvulas cierren bien y que la sangre ascienda correctamente.
En el caso de las piernas, se trata de un fallo del sistema venoso superficial que ya no es capaz de elevar adecuadamente la sangre hacia el corazón.
Las varices y la sensación de pesadez y cansancio en las piernas son las molestias más típicas de la insuficiencia venosa crónica (IVC), una patología cuyas cifras de incidencia entre la población la sitúan como un problema de salud de primer orden.
Exceso de peso, falta de movimiento y tener antecedentes familiares del problema aumentan el riesgo de padecerlas. Sin embargo, podemos prevenirlas con algunas medidas de sentido común.
Entre el 40 y el 45% de las mujeres presentan varices, un porcentaje que se reduce al 20 o 25% de los hombres.