Disfunción eréctil e hipertensión

Disfunción eréctil e hipertensión

Más de un 25% de la población masculina que padece hipertensión, y entre el 15% y el 20% de ellos tienen en algún momento episodios de disfunción eréctil. Y es que la tensión alta resulta ser uno de los diversos factores de riesgo que pueden provocar este trastorno en la erección.

¿Por qué puede la hipertensión desembocar en problemas de erección? Puede haber dos causas. Por una parte, los depósitos grasos almacenados recubren las paredes de los vasos sanguíneos y se produce un endurecimiento de las arterias. De igual forma, los pequeños vasos sanguíneos del pene se estrechan y endurecen, lo que dificulta que se puedan llenar de sangre durante el proceso de erección. Pero, otras veces los motivos radican en la propia medicación.

Algunos antihipertensivos influyen negativamente en la rigidez del pene porque porque la alta presión compensa la disminución de grosor de las arterias que están lesionadas por la hipertensión. Cuando disminuye la presión arterial existe poco flujo sanguíneo hacia el pene, es decir, en el momento en el que se precisa la erección.

La hipertensión, asociada generalmente al peso elevado y a un estilo de vida poco adecuado, hay que tratarla como paso previo a la solución de los problemas de erección. Una vez alcanzada una tensión estable y dentro de rangos aceptables, es posible acudir a tratamientos farmacológicos orales , siempre que no se esté tomando ciertos medicamentos antihipertensivos, como alfa-bloqueantes o doxazosina. En estas situaciones el médico considerará opciones de tratamiento alternativas para la disfunción eréctil o cambiará la medicación antihipertensiva a una que sea compatible con la medicación oral.

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