El buen trato al mayor

El buen trato al mayor

Analizamos, de la mano de Manuel Nevado, psicólogo de la Fundación María Wolff, los pasos a seguir para dar un buen trato a nuestros mayores.

UN EJEMPLO...
Carmen tiene en la actualidad 82 años. Su salud física no es muy boyante aunque a nivel cognitivo se encuentra muy bien. Carmen ha sido una madre muy sufrida, ha sacado hacia delante cinco hijos y apenas sabe leer y escribir. Al hablar con ella muestra con orgullo fotos de sus hijos y nietos y cuenta con valentía como logro transmitir a sus cinco hijos la importancia de los estudios, la importancia de ser personas formadas, sus ojos brillan cuando habla de que dos de ellos terminaron una carrera uno como abogado y el otro economista, sin duda considera este uno de sus mejores triunfos vitales.

Carmen es viuda su marido falleció de cáncer y desde entonces su soledad ha ido en aumento. De los cinco hijos tan solo dos de ellos acuden a verla con frecuencia, esto la pone especialmente triste, aunque verbaliza lo contrario, comenta que siempre están cuando los necesita.

La realidad es otra, cuando pone cifras a las visitas estas se traducen en que dos de ellos acuden un par de veces por semana, el resto llama por teléfono o la visitan una vez al mes, la situación de soledad se palpa, se nota la latente necesidad de comunicación.

Llama la atención y esto es una recomendación muy importante, la gran importancia que para las personas mayores tienen los pequeños detalles, llamadas, visitas o pequeños regalos. Esto se observa dando un paseo por el piso de Carmen y viendo la emoción con la que cuenta los distintos platos de cerámica que pueblan las paredes de la casa y que son regalos de uno de sus hijos siempre que visita ciudades, las fotos de la orla de los dos universitarios de la familia o la foto del bisnieto de apenas seis meses..

Tras hablar con ella durante una hora y media me comenta que la gustaría recibir más visitas, que la gustaría que sus hijos hablaran mas con ella, que la hicieran participe de las decisiones de la familia, que no la trataran como una abuela sino como una persona mayor, que no se la infantilice y que comprendan su situación, necesita ser escuchada, necesita sentirse querida y comprendida por sus hijos.

Entiende que sus hijos tienen su vida, tienen su familia y que la soledad según Carmen forma parte del juego de la vida, afirma que sus hijos también envejecerán y seguramente pasen por estás mismas emociones y sentimientos que ella tiene ahora.

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