Cómo ahorrar para la jubilación: cuándo abrir un plan de pensiones

La cuantía de las pensiones en nuestro país está en el punto de mira porque los jubilados ven cómo su calidad de vida se reduce drásticamente. Hace ya décadas que desde todo tipo de instituciones, privadas y públicas, se viene aconsejando la contratación de un plan de pensiones o algún otro producto financiero que pueda complementar la pensión pública en el momento de la jubilación. Y por eso nos estamos planteando cuándo abrir un plan de pensiones.

La edad ideal para empezar a ahorrar para la jubilación

En muchos casos, con la pensión no llega y hay que ahorrar a lo largo de toda la vida laboral, eso está claro. Y esa es la teoría. Seguimos con la teoría y con lo ideal, que sería contratar un plan de pensiones en el momento en el que se accede a la vida laboral. Y aquí recordamos que la edad mínima para contratar este tipo de productos de ahorro es de 18 años. Pero ¿quién tiene un trabajo que le permita ahorrar con 18 años?

Así que continuamos avanzando por la vida laboral y nos encontramos con las recomendaciones de los bancos y aseguradoras sobre la edad a la que deberíamos abrir un plan de pensiones y empezar a preocuparnos por ahorrar para nuestra jubilación. Las cifras oscilan entre los 35 y los 45 años, intentando adaptarse a un mercado laboral cada vez más inestable, y las propuestas se dan de bruces contra la realidad.

La mayoría de las familias tienen dificultades para llegar a fin de mes con dos trabajos, así que el tema del ahorro se tiene posponer un poco más hasta que llegue una mejora de las condiciones laborales. Y ante la incertidumbre del futuro hay que priorizar el día a día. Salir adelante en el presente no debería ser incompatible con una cierta previsión de futuro y con poder ahorrar para la jubilación, pero la posibilidad de abrir un plan de pensiones es cada vez más un imposible.

La realidad es que para abrir un plan de pensiones, para poder ahorrar de cara a la jubilación y que la pensión pública no se quede tan escasa para el día a día, se necesita fundamentalmente estabilidad laboral. Y esa estabilidad laboral brilla por su ausencia tras dos crisis importantes, la del 2008 y la del coronavirus, de la que todavía no hemos salido.