La edad y las enfermedades previas dificultan la contratación de una póliza

Elegir un seguro médico tras la jubilación

Elegir un seguro médico tras la jubilación

Aunque contamos con un sistema público que ofrece cobertura sanitaria, muchos prefieren el seguro privado gana adeptos. Pero cuidado: la edad, el sexo, el estado de salud y hasta la zona de residencia pueden encarecer la póliza.

Las largas listas de espera en las consultas y hospitales públicos, la demora en la realización de análisis y pruebas e, incluso, el hecho de tener que compartir habitación en caso de hospitalización han decantado a casi 10 millones de españoles a contratar un seguro de salud que les de acceso a la sanidad privada. El objetivo no es otro que garantizarse la posibilidad de complementar o sustituir al sistema sanitario público en caso de enfermedad y contar con las mayores comodidades en momentos difíciles. Contratar una póliza de seguro de salud asegura huir de masificación, obtener un trato más personalizado y una mayor celeridad en la realización de pruebas médicas. Las fórmulas para acceder a todas estas ventajas son variadas y conviene conocer, antes de firmar una póliza, los diferentes productos que nos ofrecen el mercado asegurador. Las necesidades personales y el coste que se esté dispuesto a asumir podrán ayudarnos a decidir.

Dos modalidades de seguro médico

Habitualmente, se nos ofrecen dos tipos básicos de seguros: los de asistencia sanitaria y el de reembolso de gastos. ¿Qué nos ofrece cada uno de ellos?

  • Asistencia sanitaria: Son los más extendidos y demandados y también los más asequibles económicamente. La compañía aseguradora pone a disposición de los clientes una relación de médicos, hospitales y servicios concertados para atender todas sus necesidades sanitarias o algunos módulos de la medicina. Ochenta y cinco de cada cien asegurados se decantan por este producto. Suele ser habitual el pago de una cantidad adicional cada vez que se utilizan los servicios sanitarios. Es el denominado copago.

    Algunas compañías ofrecen la posibilidad de contratar individualmente la asistencia primaria los especialistas y medios complementarios de diagnóstico o la hospitalización, los tres juntos o una combinación de ellos.
  • Pólizas de reembolso: Esta fórmula, preferida por el 10% de los asegurados, permite elegir el médico que se desee para recibir la asistencia sanitaria. El cliente corre a cargo de los gastos de los servicios que haya utilizado. Posteriormente, la compañía se compromete a sufragar total o parcialmente -según la modalidad de póliza- el coste de la atención médica. Normalmente este tipo de pólizas, tienen dos limitaciones: la cuantía anual que como máximo pagaría la aseguradora por póliza y una franquicia porcentual a cargo del asegurado El coste de esta póliza suele doblar el de la anterior.

Ojo con las restricciones

Los seguros privados habitualmente presentan una larga lista de restricciones que afectan a todos, pero especialmente a las personas de mayor edad, a las mujeres y a aquellos que padecen alguna enfermedad. Pero, además, fijan periodos de carencia que nos impiden disfrutar de los servicios sanitarios desde el mismo momento de la contratación.

Cumplir años, por ejemplo, es un inconveniente para contratar un seguro de salud en la modalidad de asistencia sanitaria en muchas compañías, que limitan la edad a los 60 o 65 años. Naturalmente, hay excepciones.
Por si fuera poco, la edad también se penaliza en las pólizas. Todos aceptamos que no es lo mismo cubrir la asistencia de una persona de 20 años que de una de 60. Sin embargo, pocos saben que una vez traspasada la barrera de los 64-65 años el precio va a pagar va a aumentar.

Ser mujer también es sinónimo de más precio, debido a su mayor esperanza de vida. Y, por supuesto, el hecho de tener una enfermedad grave. Muchos pacientes se sorprenden cuando la aseguradora no cubre el tratamiento de una enfermedad porque estima que ya existía antes de que se contratase la póliza y es que, en general, solo se hacen cargo de las que se presentan durante la vigencia de la póliza. Hay excepciones, aunque salen caras, porque será necesario pagar una sobreprima.

En situaciones extremas, como epidemias, guerras o fenómenos meteorológicos catastróficos, las aseguradoras tampoco son responsables de garantizar el tratamiento adecuado a sus clientes. También es frecuente que no se obliguen a prestar atención en caso de autolesiones, accidentes de tráfico, en incluso ante algunas terapias.
Por tanto, en el momento de contratar un seguro de asistencia sanitaria, es conveniente "comprobar las prestaciones que ofrecen las compañías y si éstas se adecuan a sus necesidades. Hay que estudiar el cuadro médico, la disponibilidad de centros, otras ventajas adicionales, el precio, facilidades de pago, etc.

Periodo de carencia

También es habitual que, para hacer uso de determinados servicios sanitarios, tenga que pasar un periodo determinado (denominado carencia). Su objetivo es evitar que el titular se beneficie inmediatamente de determinadas ventajas. Así que no es de extrañar que, por ejemplo, si necesitamos una intervención quirúrgica, el seguro no nos cubra hasta al menos 6 meses después de contratar la póliza, o en caso de requerir un trasplante , sea preciso aguardar al menos un año.

También la provincia en la que reside el asegurado es a veces un factor que influye a la hora de calcular el precio de la póliza, cuando la modalidad elegida es la de asistencia sanitaria. "Esto ocurre porque los servicios sanitarios, de personal y tecnológicos, no cuestan lo mismo en todas las provincias", afirman desde DKV Seguros. El coste laboral de los profesionales varía de unas regiones a otras, al igual que el acceso a tecnologías. En determinadas provincias se dispone de muchos más medios tecnológicos, por lo que puede ser más barato ofrecer ciertas coberturas que en otras regiones donde puede existir un número limitado de equipos diagnósticos.

En el caso de las pólizas de reembolso, los precios no presentan diferencias entre poblaciones o incluso países, eso sí, dependen de la franquicia elegida.

Por otro lado, es habitual obtener algún descuento cuando los pagos se realicen con carácter trimestral, semestral o anual, sea cual sea la modalidad de la póliza elegida.

Cinco consejos para elegir un buen seguro médico:

1. Comprobar la solvencia de la aseguradora y si es especialista en esta modalidad:

  • Si dispone de una dilatada experiencia en el sector.
  • Si tiene una amplia gama de médicos y clínicas acreditadas.
  • Si cuenta con consultorios médicos propios.
  • Si facilita la asistencia mundial en caso de emergencia.

2. Conocer si dispone de servicios complementarios relacionados con la salud, como la prevención y los hábitos de vida saludables (acceso a gimnasios o balnearios a precios reducidos, asesoramiento médico telefónico...).

3. Informarse sobre la disponibilidad de un sistema de tarifas ajustado a la edad, sexo y zona de residencia del asegurado.

4. Saber cómo actúa la aseguradora en caso de utilización frecuente de los servicios médicos. Hay algunos productos que incluyen cláusulas de penalización por el uso reiterado de la asistencia.

5. Valorar el nivel de servicio y el trato humano.

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Comentarios (1)

Isidro Godoy
16 enero 2015 15:24
Querría saber si existe alguna compañía que ofrezca seguro médico sin copago a mayores de 67 añis

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