Prevención y tratamiento de las escaras o úlceras de presión

Prevención y tratamiento de las escaras o úlceras de presión

Uno de los problemas más habituales que nos encontramos en los enfermos encamados son las famosas escaras o úlceras por presión. Es muy importante saber qué son y cómo prevenirlas, ya que suelen ser dolorosas y de lenta recuperación.

Las escaras (también llamadas úlceras por presión, úlceras de decúbito o UPP) son lesiones en la piel y el tejido inferior que son el resultado de ejercer una presión prolongada sobre dicha zona; es decir, se trata de una necrosis tanto de la piel como del tejido subcutáneo de una zona sometida a presión entre dos planos duros, los huesos del paciente y el soporte (cama o silla), que provoca una disminución del aporte de oxígeno y nutrientes a esa zona, al aplastamiento que se produce en los vasos sanguíneos.

En la mayoría de los casos, las escaras se manifiestan en la piel que recubre las partes óseas del cuerpo, como talones, tobillos, omóplatos, caderas y coxis, debido a que son las partes más duras y donde cargamos el mayor peso cuando adoptamos determinadas posturas corporales.

Este tipo de lesiones aparece principalmente en pacientes inmovilizados durante mucho tiempo y tiene una baja tendencia a la cicatrización espontánea. Constituye un importante problema de salud pública, dadas las repercusiones que ocasiona en la calidad de vida de los pacientes, la prolongación de la estancia hospitalaria y el aumento del gasto de material y de los cuidados por parte del personal de enfermería. Por todo ello, es muy importante realizar una adecuada prevención para evitar la aparición de las UPP.

Inicialmente se puede notar un ligero enrojecimiento en la zona afectada (el primer signo de daño tisular). El tejido debajo de esta zona muere debido a un aporte insuficiente de sangre. Pueden estar afectadas varias capas de piel, músculos y huesos, por lo que, como hemos indicado anteriormente, son de lenta recuperación.

Todo esto nos hace preguntarnos cuáles son las pautas que tenemos que seguir para evitar que un paciente encamado pase por todo esto.

Lo primero que tenemos que tener en cuenta es la importancia de mantener una correcta higiene personal. Realizar una ducha diaria si es posible o un aseo completo en la cama o incluso dos al día si fuera necesario. Utilizar un jabón neutro, no frotar y secar totalmente la piel cuidadosamente. Nunca aplicar alcohol porque deshidrata la piel ni hielo o secador de pelo muy caliente.

Hay que mantener la ropa del paciente limpia, seca y sin arrugas. Evitar colocarlo sobre las úlceras ya existentes. Inspeccionar la piel de forma sistemática y mantenerla limpia, seca e hidratada.

Resulta conveniente aplicar cremas hidratantes procurando su completa absorción. En los puntos de apoyo, donde hay riesgo de desarrollo de UPP y la piel se encuentra intacta, se recomienda la utilización de ácidos grasos hiperoxigenados (AGHO), los cuales tienen una alta eficacia terapéutica ya que protegen la piel frente a las causas que originan la aparición de las UPP, evitan la deshidratación cutánea y restauran la película hidrolipídica, aumentando la resistencia al rozamiento, mejorando la troficidad cutánea e impulsan la renovación celular y mejoran la microcirculación sanguínea evitando la isquemia tisular.

Otro punto muy importante es la inmovilidad del paciente, por lo que para minimizar el efecto de la presión hay que intentar mejorar la movilidad del mismo, realizar cambios posturales cada 2-3 horas cuando se encuentre encamado y, en el caso de que el paciente pueda moverse por sí mismo, es conveniente que realice cambios de postura cada 15 min. Se debe evitar que el paciente se apoye directamente sobre sus lesiones, así como el contacto directo de las prominencias óseas entre sí y el arrastre a la hora de efectuar las movilizaciones para reducir la fricción.

Una vez desarrollada una úlcera por presión, es importante trazar un plan de tratamiento coordinado para inducir la cicatrización y eliminar todos los factores perturbadores. Deben cumplirse los requisitos previos básicos para la cicatrización de las heridas. Aquí se incluyen una herida limpia, que funcione la circulación y una alimentación adecuada tanto en cuanto a calorías como a nutrientes, junto con la ingestión adecuada de líquidos. Esto último es a menudo un problema en las personas mayores (como regla básica, la ingestión diaria de líquido debe ser de 35 ml por kg de peso corporal).

Dependiendo el grado de desarrollo de la UPP las clasificamos en 4 grados diferentes:

  • Grado 1 
    La piel no está dañada, pero el enrojecimiento no se torna blanco al tocarla.
  • Grado 2
    El daño afecta a la epidermis, la dermis o a ambas. Clínicamente el daño aparece como una abrasión o ampolla. La piel circundante puede estar enrojecida.
  • Grado 3
    El daño se extiende por todas las capas superficiales de la piel, del tejido graso, hacia el músculo e incluyendo a este. La úlcera aparece como un cráter profundo.
  • Grado 4
    El daño incluye la destrucción de todas las estructuras de tejido blando y de las estructuras óseas o articulares.

El aspecto más importante en la prevención y tratamiento de las UPP es cierto alivio de la presión. La mejor manera de conseguirlo es con el reposicionamiento y movilización frecuente del paciente, pero también usando colchones adecuados o equipos reductores de la presión específicos.

Un tratamiento adecuado debe incluir una limpieza exhaustiva de las heridas, una eliminación del tejido muerto y un entorno de la herida sin orina ni heces. Las úlceras de grado 3 y 4 a menudo requieren un desbridamiento quirúrgico, es decir, la eliminación  del tejido muerto para permitir una correcta cicatrización.

Para limpiar la lesión se utiliza suero salino fisiológico y se usa la mínima fuerza mecánica para la limpieza de la úlcera y su secado posterior. No debe limpiarse la herida con antisépticos locales como povidona yodada, clorhexidina, agua oxigenada, ácido acético o solución de hipoclorito, porque todos son productos químicos citotóxicos y su uso continuado puede provocar problemas sistémicos por su absorción en el organismo.

Es importante tener en cuenta que las UPP constituyen, hoy día, un importante problema de salud y que, en ocasiones, su prevención aún no es considerada como una prioridad, y que, a pesar de que esta patología afecta primordialmente a las personas mayores, también hay que tener en cuenta su impacto en pacientes más jóvenes, ya que cualquier persona inmovilizada corre el riesgo de padecerlas.

Rosa Navarrete Fernández
Trabajadora social

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