Los apellidos reales más longevos de Europa

Cuando pensamos en reyes y reinas, solemos imaginar coronas, castillos y palacios de cuento. Pero detrás de cada figura monárquica hay una historia familiar que se remonta muchas veces a siglos atrás. Algunos apellidos reales han sobrevivido a guerras, revoluciones, matrimonios estratégicos y hasta exilios, manteniendo su peso simbólico e histórico en el continente europeo. Vamos a conocer a fondo algunos de los linajes reales más longevos, descubrir anécdotas curiosas sobre sus miembros y entender por qué sus apellidos todavía suenan con fuerza en el imaginario colectivo. Porque no es lo mismo llamarse Pérez que Habsburgo.

Apellidos reales europeos con mucha historia

Los Borbones: de Francia a España (y más allá)

El apellido Borbón (en francés, Bourbon) tiene su origen en una localidad francesa de Allier, donde la familia estableció su señorío en la Edad Media. Pero no fue hasta el siglo XVI cuando los Borbones escalaron hasta el trono de Francia, con Enrique IV como primer monarca de la dinastía.

En España, su historia comienza con Felipe V, nieto de Luis XIV, quien accedió al trono tras la Guerra de Sucesión (1701-1714). Desde entonces, salvo breves interrupciones (como la de Amadeo de Saboya o la Segunda República), los Borbones han sido los reyes de España.

Curiosidades:

• La rama española de los Borbones ha tenido idas y venidas: Alfonso XIII murió en el exilio, su nieto Juan Carlos I fue rey tras la dictadura franquista, y su hijo Felipe VI es el actual monarca.
• También han reinado en Nápoles, Sicilia y Parma.
• El apellido Borbón aparece adaptado en varios países: Bourbon en Francia, Borbone en Italia, etc.

Los Habsburgo: un imperio bajo un mismo apellido

Si hay un apellido que simbolice la expansión y el poder dinástico europeo, ese es Habsburgo. Su origen está en un castillo llamado Habsburg, en el actual cantón de Argovia (Suiza). Desde allí, en la Edad Media, fueron extendiendo su influencia por el Sacro Imperio Romano Germánico.

Con el matrimonio de Maximiliano I con María de Borgoña, y después con Carlos V, el apellido Habsburgo llegó a reinar no solo en Alemania y Austria, sino también en España, Italia, Países Bajos y buena parte de América. De hecho, el imperio de Carlos V fue uno de los más extensos que ha conocido la historia.

Curiosidades:

• En España, los Habsburgo se conocen como "los Austrias". Felipe II, Felipe III y Felipe IV pertenecen a esta dinastía.
• El famoso "mentón de los Habsburgo" es una deformidad mandibular hereditaria, muy visible en los retratos de varios reyes.
• La Casa de Habsburgo se fusionó con la de Lorena, dando lugar a los Habsburgo-Lorena, apellido que aún usan algunos descendientes actuales.

Los Romanov: la dinastía imperial rusa

La familia Romanov comenzó a gobernar Rusia en 1613, tras el llamado "Período Tumultuoso" que siguió a la muerte de Iván el Terrible. Su primer zar fue Miguel I, y la dinastía se mantuvo en el poder durante más de tres siglos, hasta la Revolución rusa de 1917.

El zar Nicolás II, junto a su esposa Alejandra y sus hijos, fueron asesinados por los bolcheviques, poniendo fin de forma trágica a uno de los linajes más longevos del país.

Curiosidades:

• Aunque formalmente la dinastía acabó, todavía existen descendientes Romanov que reclaman su legitimidad como jefes de la casa imperial.
• Rasputín, el polémico consejero de la zarina Alejandra, fue una figura clave en los últimos años del reinado Romanov.
• El apellido Romanov no era siempre usado de forma pública por los zares, quienes se identificaban más por sus títulos que por su apellido familiar.

Los Windsor: un cambio de nombre por motivos políticos

La actual casa real británica no siempre se llamó Windsor. Su apellido original era Sajonia-Coburgo-Gotha, de origen alemán, como muchas otras casas reales europeas. Sin embargo, en plena Primera Guerra Mundial y por el sentimiento anti-germano, el rey Jorge V decidió en 1917 cambiar el nombre de la dinastía por Windsor, en honor al castillo del mismo nombre.

Curiosidades:

• Isabel II ha sido la reina más longeva del Reino Unido. Su hijo Carlos III ha adoptado el apellido Windsor, aunque por línea paterna podría usar Mountbatten.
• Técnicamente, los descendientes del príncipe Felipe (esposo de Isabel II) pueden usar el apellido Mountbatten-Windsor.
• El cambio de apellido real fue una estrategia comunicativa brillante para alejarse de las connotaciones germanófilas.

Los Grimaldi: una dinastía costera con glamour

La familia Grimaldi gobierna el diminuto principado de Mónaco desde el siglo XIII. Su apellido tiene origen genovés y es uno de los más longevos en una línea sucesoria casi ininterrumpida.

La dinastía Grimaldi ha sobrevivido a guerras, invasiones y crisis políticas, y hoy en día sigue siendo símbolo de glamour y estabilidad gracias al carisma de figuras como Rainiero III y Grace Kelly, y ahora su hijo Alberto II.

Curiosidades:

• En 1297, Francesco Grimaldi disfrazado de monje, logró tomar la fortaleza de Mónaco. Por eso, el escudo de Mónaco muestra a dos monjes armados.
• A pesar de su tamaño, Mónaco ha sabido mantener su independencia gracias a hábiles alianzas y neutralidad política.
• Los Grimaldi tienen uno de los árboles genealógicos más documentados de Europa.

Otras casas reales que dejaron huella

• Los Saboya: origen en la región de Saboya (hoy Francia/Italia), llegaron a reinar en Italia hasta 1946.
• Los Wettin: originarios de Alemania, dieron lugar a varias ramas, incluyendo a los reyes de Bélgica (Sajonia-Coburgo) y Bulgaria.
• Los Braganza: dinastía portuguesa que también reinó en Brasil cuando este fue imperio.

¿Por qué siguen vigentes estos apellidos?

Aunque muchas de estas casas reales han perdido el poder político directo, sus apellidos reales siguen teniendo un valor simbólico e histórico enorme. En parte por su longevidad, pero también porque representan una parte muy visible de la historia europea: las alianzas, las guerras, las fronteras cambiantes, e incluso las modas.

Además, en una época donde todo cambia a gran velocidad, los apellidos reales actúan como anclas del pasado, recordándonos la fuerza de la herencia y la tradición. Y, en algunos casos, también nos dejan historias dignas de novela.