INFARTO

Claves para cuidar nuestro corazón

Claves para cuidar nuestro corazón

Es la primera causa de muerte en España: 130 000 personas fallecen al año por enfermedades cardiovasculares. ¿Qué podemos hacer para prevenir los infartos y reconocer sus síntomas?

Qué es un infarto de miocardio

  • Se produce cuando el flujo de sangre al músculo cardiaco se interrumpe y las células de dicho músculo no reciben el suficiente oxígeno. Dichas células experimentan un proceso de necrosis o muerte celular.
  • Los daños derivados de un ataque cardiaco pueden afectar a la eficacia con que el corazón se contrae y se expande, lo que, a su vez, puede limitar su capacidad tanto para llenarse como para vaciarse.
  • En un ataque leve, los síntomas (dolor y otros) pueden ser poco perceptibles e, incluso, pueden no producirse. Es lo que se conoce como «infarto silente», que puede pasar desapercibido, y solo se detecta con electrocardiogramas posteriores.
  • Un infarto de miocardio severo puede provocar la muerte inmediata, en cuestión de minutos u horas. También puede dañar tan seriamente el músculo cardiaco que éste puede dejar de funcionar debidamente y generar arritmias e insuficiencia cardiaca. El dolor torácico derivado de la obstrucción parcial de las arterias coronarias se conoce como angina de pecho.

Ignacio Uranga, 58 años, jefe de sección en una fábrica de máquina-herramienta de Bilbao, seguía todas las recomendaciones para prevenir el infarto: mantenía un peso adecuado y estable, se vigilaba la tensión arterial y los niveles de colesterol y azúcar, caminaba a diario, llevaba 15 años sin fumar, se sometía a revisiones periódicas... Los cuidados eran lógicos: su padre y un tío paterno habían muerto antes de los 60 años como consecuencia de sendos ataques cardiacos, y él sabía que los antecedentes familiares le situaban en una posición de mayor riesgo. En la última revisión el cardiólogo le había despedido con una frase tranquilizadora: «Estás estupendamente; deberías salir a celebrarlo con tu mujer». Mes y medio después, y justo cuando se disponía a marcharse de casa para irse a trabajar, Ignacio sintió un intenso dolor en el centro del tórax; el dolor irradiaba sus tentáculos al hombro y al brazo izquierdo. Era un infarto de miocardio. Afortunadamente, la mujer de Ignacio sabía cómo actuar en esa eventualidad, y éste fue trasladado a tiempo a un hospital.

La pregunta es: ¿Cómo ocurrió? La realidad es que no hubo equivocación. De hecho, el 50% de las personas que sufren infartos de miocardio no tienen tasas elevadas de colesterol. Cada día se descubren nuevos enemigos implicados en el infarto de miocardio y los ictus isquémicos (infartos cerebrales), enfermedades que conllevan inflamación, partículas diminutas, virus y bacterias... Ésta es la lista de los nuevos riesgos.

Patrón B de LDL.

¿A qué obedecía el infarto de Ignacio? La respuesta la conoce mejor que nadie el doctor Robert Superko, cardiólogo del Laboratorio Cardiológico de Berkeley, en California (EE UU): «En algunos pacientes, el problema no está en las tasas elevadas de colesterol en la sangre; se inserta en una categoría concreta que se conoce como "patrón B de LDL"». Y es que, aunque todos sabemos que las tasas altas de LDL («lipoproteínas de baja intensidad» o colesterol «malo») son ciertamente peligrosas, el tamaño de esas partículas de LDL o colesterol «malo» es un factor importante. Cuando son muy pequeñas (lo que se conoce como «patrón B de LDL»), el riesgo de ataque cardiaco se incrementa. ¿La razón? Que esas partículas se cuelan fácilmente a través de las paredes arteriales (endotelio) y se convierten en placa arterial. Además, las personas que, como Ignacio, entran en la categoría de «patrón B de LDL» suelen tener a menudo valores bajos de colesterol HDL («lipoproteínas de alta densidad» o colesterol «bueno») y altos valores de triglicéridos, y su HDL es menos eficaz a la hora de ayudar a eliminar el colesterol malo del organismo. Lo que es aún más peligroso: los vasos sanguíneos de estos pacientes son más propensos a sufrir espasmos, lo que puede romper la placa arterial y favorecer la formación de un coágulo capaz de desencadenar el infarto. ¿Le están entrando ganas de dejar de leer este artículo? No lo haga. La buena noticia es que el «patrón B de LDL» es fácil de tratar. Basta con someterse a una dieta baja en grasas saturadas (en carnes grasas y aceites de coco y palma, utilizados en productos de confitería), hacer ejercicio de moderado a vigoroso y tomar niacina (vitamina B3) de forma regular. Tras un tratamiento con dicha vitamina, Ignacio ya tiene valores normales de lípidos en la sangre.

Marisol Guisasola

 

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Comentarios (1)

JOSE MANUEL
24 febrero 2015 08:33
Hola queria hacer una consulta a un Cardiologo, lo hago por aqui.

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