Rehabilitación después de una fractura de cadera

Rehabilitación después de una fractura de cadera

La fractura de cadera del anciano supone un reto para nuestra sociedad por su elevadísima prevalencia y una expectativa mayor de crecimiento en los próximos años. Ello es debido a varios factores, entre los que debemos destacar la mayor longevidad de la población y la mejora de la calidad de vida; es decir, cada vez hay más gente mayor y más activa.

El reto que presenta es doble: por un lado, la prevención de esas fracturas, y por el otro, el tratamiento más ágil y rápido para lograr disminuir las complicaciones asociadas al encamamiento prolongado y el estrés que supone el traumatismo.

Las fracturas de la cadera del anciano, asociadas a la osteoporosis (atrofia o fragilidad ósea) deben dividirse en dos grandes grupos, las extraarticulares y las intraarticulares. Las primeras suponen un reto biomecánico y son tratadas con sistemas de osteosíntesis capaces de soportar carga nada más intervenidos, priorizándose la estabilidad mecánica por encima de una reducción perfecta.

Las segundas son un reto mayor, dado que al problema biomecánico se suma un reto biológico, pues existe un elevado riesgo de necrosis o muerte celular de la cabeza del fémur, con consiguiente destrucción de la arquitectura ósea y desarrollo de artrosis secundaria de rápida instauración. Por ello estas segundas son frecuentemente tratadas mediante el reemplazo articular, es decir, sustituyendo la cadera por un elemento protésico que restituya la función de la cadera.

La sustitución de la cadera por una artroplastia persigue restituir la función y además hacerlo rápido, para minimizar el encamamiento y evitar complicaciones de las patologías de base de los pacientes, así como restaurar la calidad de vida de estos minimizando la repercusión del episodio en la biografía de los pacientes.

La prótesis de cadera en el tratamiento de las fracturas articulares de cadera han logrado disminuir la mortalidad y las complicaciones tradicionalmente asociadas a estas fracturas. El éxito radica en la rápida recuperación, iniciándose la rehabilitación postoperatoria y funcional a las 24 horas de la cirugía. La marcha con caminador primero y con muletas tan pronto como el paciente lo tolere lograrán reactivar a estos pacientes y poder darles el alta hospitalaria de forma precoz para lograr volver a su medio habitual, elemento clave para lograr evitar la desorientación y angustia que frecuentemente acompañan al anciano que tras una fractura precisa encamamiento y hospitalización. Al alta hospitalaria, la recuperación deberá seguir realizándose de forma ambulatoria o incluso en hospitales de día y centros de convalecencia.

El uso de muletas dependerá de las posibilidades de cada paciente, pero frecuentemente sobre el primer mes postoperatorio ya pueden empezar a olvidarse, aunque sí es recomendable el uso de un bastón para mayor seguridad durante por lo menos los primeros seis meses tras la cirugía.

La cirugía protésica ha supuesto un cambio radical en el pronóstico y evolución de los pacientes ancianos con fractura de cadera. La fisioterapia y recuperación funcional tiene un papel imprescindible en el éxito de este cambio radical.

Dr. Marc Tey
Especialista en Traumatología en la Unidad de Cadera de iMove-Clínica Mi Tres Torres y miembro de Top Doctors
https://www.topdoctors.es/doctor/marc-tey

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