¿Cuáles son los signos de alerta de una alteración del equilibrio sensorial?
Cuando son el oído o la vista los que nos fallan, es fácil detectar los problemas pero, ¿cuáles son los signos de alerta cuando fallan el resto de los sentidos?
Con respecto a la vista, los síntomas oftalmólogo aprovechará para comprobar el estado de la retina y la ausencia de glaucoma, porque la prevención es fundamental.
En cuanto al oído, dado que es difícil que uno mismo descubra la sordera, es preciso estar más atento y hacer caso de lo que constatan las personas de nuestro entorno. ¿Tenemos tendencia a pedir que nos repitan las cosas? ¿Creen nuestros hijos o nuestros amigos que ponemos demasiado alta la radio o la televisión? Si es así, hay que consultar con el especialista, hacerse un audiograma y, si hay alguna alteración, estudiar con el médico la forma de remediarla.
Pero el equilibrio sensorial va más allá de la vista y del oído. Aparte de la clásica nariz taponada por un resfriado o una sinusitis que merma temporalmente el sentido del olfato e incluso del gusto, los problemas con respecto a los demás sentidos no son forzosamente considerados como tales. Algunos pueden parecer menores: tener aversión al tacto de un melocotón o de un cartón ondulado no es preocupante. Lo sería si el rechazo conduce a una fobia: puede no gustarnos el olor de las rosas, pero si su perfume nos afecta hasta el punto de provocarnos temblores o palpitaciones, entonces el problema puede ser serio... Cuando la molestia se convierte en verdadero sufrimiento y nos incapacita para vivir como queremos, es cuando salta la señal de alarma. El miedo y la fobia a las serpientes puede que no sea relevante en Tenerife o Pamplona, pero a los pájaros, sí: ¿qué se puede hacer cuando ver una paloma al otro lado de la calle nos impide cruzarla? Sin la menor duda: hay que hablar de ello y consultarlo con el médico.
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