¿Qué es la Ashwagandha y por qué triunfa entre los mayores de 50?


Publicado por Patricia Fernández, periodista
Creado: 20 de octubre de 2025 14:05 | Modificado: 20 de octubre de 2025 14:16


¿Qué es la Ashwagandha y por qué triunfa entre los mayores de 50?

Quizá la has visto en la estantería del herbolario o en un vídeo de Instagram: ashwagandha. Su nombre suena raro, pero su promesa es sencilla: dormir mejor, gestionar el estrés y recuperar energía. ¿Mito, moda o ayuda real? Te lo cuento con calma, datos en la mano y sentido común.

¿Qué es exactamente la ashwagandha?

La ashwagandha es una planta tradicional de la medicina ayurvédica cuyo nombre científico es Withania somnifera. Durante siglos se ha usado como "tónico" para sobrellevar el cansancio y el nerviosismo. Hoy la encuentras en cápsulas o polvo, normalmente como extracto de la raíz estandarizado (esto es: su potencia viene medida para que cada dosis sea parecida).

Lo importante aquí no es aprenderse el nombre, sino entender su promesa: ayudar al cuerpo a controlar el estrés y favorecer un descanso más reparador. No es un somnífero ni un antidepresivo. Piensa en ella como un apoyo suave que, si encaja contigo, puede darte un pequeño empujón en semanas de mucho ajetreo.

Porque a esa edad coinciden muchas cosas: los padres que necesitan ayuda, los hijos que aún reclaman, el trabajo que aprieta, el cuerpo que protesta. Duermes peor, te cuesta desconectar y la energía no es la de antes. En ese escenario, cualquier cosa que prometa menos estrés y mejor sueño suena a salvavidas.

Además, la ashwagandha cumple varios requisitos que seducen: es "natural", se compra sin receta y no obliga a un gran cambio de hábitos. Y, seamos sinceros: cuando llevas una racha complicada, agradeces soluciones sencillas. Por eso está en boca de tantos.

¿Qué dice la evidencia?

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No hace falta ser científico para entenderlo. Resumen en tres líneas:

  • Estrés y ansiedad: varios ensayos han visto que, tras 6-8 semanas, quienes toman ashwagandha puntúan mejor su estrés percibido y, en algunos casos, duermen un poco mejor.
  • Sueño y fatiga: hay estudios que reportan sueño más reparador y algo menos de cansancio. No es una siesta en cápsulas, pero para personas con insomnio "ligero" puede ayudar.
  • Fuerza y memoria: aquí los datos son más tímidos. En gente que entrena fuerza se han observado mejoras, y hay trabajos preliminares sobre atención o memoria; todavía es terreno por explorar.

¿Conclusión clara? Se ven señales de beneficio, sobre todo en estrés y sueño, pero no es milagrosa y no sustituye a los hábitos que ya sabes: moverte, comer bien, dormir con horarios y pedir ayuda cuando hace falta.

Beneficios que más interesan a los mayores de 50

1) Dormir mejor, o al menos, no tan mal

Quizá no te duermes más rápido, pero sí te levantas menos roto. Algunas personas cuentan que dejan de despertarse tantas veces o que la cabeza "baja una marcha" antes de dormir. Si las noches son tu talón de Aquiles, aquí puede haber un pequeño cambio que se nota.

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2) Estrés que pesa menos

No te quita las responsabilidades, claro. Pero puede ayudarte a gestionar mejor los picos de tensión del día. Esa diferencia entre "todo me supera" y "vale, puedo con esto". Si te suena, sabrás lo valioso que es.

3) Energía más estable

No es cafeína. Piensa en menos altibajos: menos caída a media tarde, menos sensación de estar "fundido" al final del día. ¿Superpoderes? No. ¿Un 10-20% de mejoría esos días complicados? A veces, sí.

Precauciones que conviene conocer de la ashwagandha

Aquí viene la parte responsable del artículo. No para asustar, sino para que tomes decisiones conscientes.

  • Duración: lo sensato es usarla a corto plazo (por ejemplo, 6-8 semanas) y reevaluar. No hay mucha investigación sobre tomas prolongadas.
  • Hígado y tiroides: aunque es raro, se han descrito casos de problemas hepáticos y algunos episodios de alteraciones tiroideas. Si notas ictericia (piel u ojos amarillentos), orina muy oscura, palpitaciones sin motivo o pérdida de peso inexplicada, suspende y consulta.
  • Medicaciones que pueden chocar: si tomas sedantes, fármacos para el tiroides, antidiabéticos o inmunosupresores, no empieces sin preguntar a tu médico o farmacéutico. A partir de los 50 es muy común estar polimedicado, y aquí no queremos sustos.
  • No para embarazo ni lactancia. Y, si tienes enfermedades autoinmunes o estás en tratamiento oncológico, sólo con supervisión profesional.
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Sé que estas líneas no venden, pero son las que te cuidan.

Dosis práctica y realista

En los estudios suelen utilizar 300-600 mg al día de extracto de raíz estandarizado (a veces indica "5-10% withanólidos"). Traducido: no todas las marcas son iguales. Fíjate en la etiqueta, busca claridad en la estandarización y desconfía de promesas desmesuradas.

Una forma prudente de empezar, si tu médico lo ve bien:

  1. Semana 1-2: 300 mg/día por la tarde-noche. Observa sueño, ánimo y digestión.
  2. Semana 3-6: si vas bien, puedes subir a 500-600 mg/día.
  3. Parada técnica: descansa y valora. ¿Te ayudó? ¿Tu sueño mejoró? ¿Algún efecto raro? Decide con tu profesional si continuar más adelante o no.

Cómo integrarla con tu vida sin convertirla en un tótem

La ashwagandha puede ser una herramienta más. Pero los cimientos no cambian:

  • Rutina de sueño sencilla: misma hora, menos pantallas, dormitorio fresco.
  • Movimiento que te guste (caminar rápido, algo de fuerza dos días por semana; tu músculo lo agradecerá a los 70, créeme).
  • Comer mediterráneo sin obsesionarte: verduras, legumbres, pescado, aceite de oliva, frutos secos.
  • Respirar y soltar: diez minutos diarios de respiración o una meditación guiada bajan pulsaciones y cerebro. Gratis y sin cápsulas.
  • Pedir apoyo: hablar con tu médico, con un psicólogo o con ese amigo que escucha bien. No todo se arregla con suplementos.

La idea no es "depender" de la ashwagandha, sino usarla como muleta temporal en épocas de curvas.

¿Para quién tiene más sentido?

  • Para quien vive con estrés moderado y sueño inquieto, y busca un apoyo suave.
  • Para quien está dispuesto a acompañarla de hábitos (si no, el efecto se queda cojo).
  • Para quien consulta antes si toma medicación o tiene patologías de base.

Si esperas que apague incendios mayores -ansiedad intensa, insomnio crónico, depresión clínica-, busca ayuda profesional. No te conformes con ir "tirando".

La ashwagandha no es una varita mágica, pero puede ser un aliado discreto para mayores de 50 que quieren dormir un poco mejor y llevar el estrés con más cintura. Úsala con cabeza, a corto plazo, y siempre con la vista puesta en lo que de verdad funciona: tus hábitos y tu red de apoyo.

Nota final: en España, los complementos no sustituyen un tratamiento médico ni una alimentación equilibrada. Si decides probar ashwagandha, coméntalo antes con tu médico o farmacéutico y evita tratamientos largos sin seguimiento.

 

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