Terapia de pareja: convivencia COVID-19

Terapia de pareja: convivencia COVID-19

Este último año hemos vivido una situación verdaderamente extraordinaria como consecuencia de la aparición de esta nueva enfermedad (COVID-19) y que ha afectado a toda la población mundial y por ende a todos los niveles de convivencia.

El carácter contagioso y prácticamente indiscriminado de la cepa de COVID-19, en el sentido que afecta a casi todos los grupos de edad y sin mediar ninguna situación de riesgo precisa, instó a los gobiernos de todo el mundo a adoptar unas medidas que incluían el aislamiento y el recorte de nuestra actividad personal, familiar, social y laboral, confinándonos en nuestros domicilios y provocando una nueva realidad cotidiana. Nadie preveía que esta situación se alargase tanto tiempo. Lo que nos llevó a adoptar lo que llamamos nueva normalidad y que básicamente consiste en que nos podíamos relacionar sin peligro, exclusivamente con nuestros convivientes. Las consecuencias de esta situación, de esta nueva normalidad, han sido innumerables, a nivel económico, laboral y social, pero nosotros nos vamos a centrar en las consecuencias que hemos detectado en las relaciones de pareja en particular.

Debemos tener en cuenta que, en muchos casos las relaciones entre la pareja son uno de los espacios que ocupan las relaciones familiares, en los casos en que existen hijos, las relaciones entre la pareja de adultos y las que mantienen con sus hijos tienen un registro diferente.

Esto me lleva a describir 3 escenarios diferentes:

  • Parejas con hijos a su cargo. En este caso los niveles de estrés de los padres han aumentado considerablemente, encontrando bastantes dificultades para dedicarse tiempo de pareja; este abandono de su rol como pareja, justificado por cansancio y falta de tiempo, suele repercutir negativamente a medio plazo en la armonía y felicidad de la pareja. En la consulta nosotros insistimos en que la ausencia de actividades sociales, que en muchas ocasiones enmascaran déficits en la relación en base a su dedicación como padres, deberían emplearla en estos momentos de convivencia obligada, para recuperar su espacio de intimidad y comunicación.
  • Parejas sin hijos. La convivencia se aventuró como más fácil, al principio, pero también desenmascaró los problemas de comunicación, la diversidad de intereses, monotonía en las relaciones sexuales.
  • Parejas que vivían separados. En este caso, se ha facilitado que existiese un contacto siempre que se justificase, pero, en los casos que yo conozco, han sobrevivido bastante bien a la separación, suelen estar acostumbrados y son personas que han establecido mecanismos psicológicos y de libertad individual positivos que les permite mantener una mayor positividad en la relación.

¿Han aumentado las consultas de terapia de pareja?

Es un hecho que sí, y de forma exponencial, pero yo considero que eran parejas que ya tenían problemas y que esta situación de pandemia que implicó un aumento de estrés, miedo a la enfermedad, cambio en las costumbres, cambió en la forma de relacionarnos, hizo que afloraran las deficiencias que ya tenían.

¿Cuáles son los problemas en la relación de pareja más prevalecen?

Los problemas más comunes en la relación de pareja que hemos detectado son:

  • Un nivel de comunicación bastante precario: comunicarse no es decir todo lo que uno piensa, es importante ser constructivo, incluso en la crítica, no importa tanto la "verdad" como la "claridad", la excesiva sinceridad puede ser muy dañina en una relación de pareja.
  • Ser empático en la comunicación: no es igual a decir todo lo que la otra persona quiere escuchar, sino que debemos ser capaces de ponernos en el lugar del otro y filtrar cómo, cuándo y si es necesario decir o no algo.
  • No confundir el amor con la dependencia emocional: el amor es un hecho adulto por el que somos capaces de compartir con otra persona un objetivo común, pero no necesariamente el mismo. Debemos entender que caminamos hacía un mismo lugar, pero podemos transitar por caminos diversos.
  • Somos responsables de nuestros propios actos y de nuestras propias decisiones, no podemos responsabilizar a nuestra pareja de nuestra realidad.
  • Nuestra pareja es una persona con debilidades y con grandezas, como nosotros, no es perfecto y no debemos aspirar a que lo sea, debemos aceptar que la persona ideal sólo está en nuestra cabeza, por esto la hostilidad, la agresividad, los reproches y los ataques verbales sólo contribuyen a menoscabar la autoestima del otro y no a reparar o a reconsiderar los errores.
  • Mantener una actividad sexual regular: contribuye a mejorar la relación y la complicidad entre la pareja.
  • Los recuerdos no siempre son un nexo de unión, pero sí debería ser importante hablar de qué nos enamoró y qué nos sigue haciendo felices.

Me gusta ser optimista y positiva en el sentido de confiar en que esta situación, que parece estamos más cerca de superar, sirva para reconsiderar que muchos hábitos y costumbres prepandemia no eran psicológicamente saludables. Sin embargo, hemos descubierto otros, como la solidaridad, la necesidad de afecto, de comunicación con personas de nuestro entorno, la convivencia responsable. Y en definitiva, la capacidad que tenemos para afrontar dificultades y para adaptarnos a situaciones adversas y la conciencia clara de que la responsabilidad sobre nuestros actos la tenemos nosotros.

Dra. Pilar Iglesias Souto
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