DOLOR LUMBAR

Cuando un dolor lumbar se convierte en ciática

Cuando un dolor lumbar se convierte en ciática

Te explicamos cuáles son las principales similitudes y diferencias entre la ciática y el dolor lumbar.

Existe una cuestión básica que podemos establecer cuando intentamos diferenciar dos problemáticas como la ciática y el dolor lumbar, que radica fundamentalmente en el origen de ambas dolencias. Mientras que la ciática supone una anomalía que implica sintomatología asociada como dolor, entumecimiento, hormigueo y debilidad en las piernas debido a una compresión excesiva del nervio ciático o de una lesión, el dolor lumbar se manifiesta en la parte baja de la espalda surgiendo las molestias de la propia columna vertebral. De esta forma, hemos de prestar atención a estos síntomas para poder diferenciar ambas patologías, ya que, aunque parezca que disponen un origen común, el tratamiento médico ha de ser específico en cada caso.

Rasgos que definen el dolor lumbar y la ciática

Es posible concebir la ciática como una suerte de síndrome, especialmente molesto, que podemos localizar en el tramo corporal que recorre el propio nervio ciático. Las molestias parten, en primera instancia, de las nalgas, irradiando posteriormente el dolor a la parte externa de las extremidades inferiores y la cara posterior del muslo, pudiendo llegar hasta los pies. De esta forma, debemos asumir que la ciática es una problemática que dispone un origen claro como es una irritación del nervio o de las raíces que lo conforman.

En lo que respecta a la lumbalgia, se trata de una dolencia que parte de la columna vertebral y que puede deberse a un gran número de causas como el levantamiento de peso, el esfuerzo excesivo en la práctica de una modalidad deportiva determinada o una mala educación postural. Tal y como se puede extraer de su propio nombre, la lumbalgia es una anomalía que afecta sobre todo a la zona lumbar y que surge por diversas alteraciones que pueden darse en elementos que conforman la columna como son los músculos, los ligamentos, las vértebras o los discos.

Para poder definir de una forma completamente exacta cuál es la dolencia específica que nos afecta, habremos de trasladar dicha consulta a un experto en la materia, de forma que podamos obtener un diagnóstico preciso. Para ello, habremos de acceder a una exploración física exhaustiva, contando para ello con todas las pruebas que el facultativo considere relevantes con el objetivo de definir exactamente el tratamiento que reduzca los dolores.  De esta forma, serán susceptibles de prescribirse sesiones de fisioterapia, fármacos analgésicos o remedios de índole casera.

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