Víctimas de la crisis

¿Cómo está afectando la crisis a los mayores de 50?

¿Cómo está afectando la crisis a los mayores de 50?

La crisis y las medidas que se están tomando con ella como excusa, convierten a las personas mayores en uno de los colectivos mas vulnerables.

Es incuestionable el envejecimiento de la población española al igual que ocurre en otros países de nuestro entorno. Los mayores suponen uno de los colectivos mas importantes hoy en nuestra sociedad por volumen e importancia. España lleva además años a la cabeza de los países occidentales en esperanza de vida, en gran parte por nuestro Estado de Bienestar y muy en particular por nuestro excelente sistema sanitario. Y es que, la pensión media de jubilación en España se sitúa en 969.89 €, la pensión media de viudedad en 614,885 €.

La crisis y las medidas que se están tomando con ella como excusa, convierten a las personas mayores en uno de los colectivos mas vulnerables. Así, según los informes de algunas de las más prestigiosas ONGS como caritas, intermon oxfam o de los sindicatos, la tasa de riesgo de pobreza de las personas mayores en nuestro país se sitúa en torno al 20.8 %, con una tasa superior en las mujeres en dos puntos. Los mayores presentan tasas de riesgo de pobreza mucho mayores que la media de españoles.

El IMSERSO informa de que una cuarta parte de los hogares formados por personas mayores de 65 años no llegan a los 9.000 euros de ingresos anuales. Estos son datos, sin duda, sumamente preocupantes pero que dejan bien a las claras la situación en la que nos encontramos.

Factores como el estado de salud, el número de relaciones de apoyo personal, institucional, emocional y social que se tiene o los recursos económicos modularan estas cifras y situaran a las personas en mejor o peor situación, en situación de mayor o menor vulnerabilidad. En particular los ingresos escasos, las condiciones de salud y el grado de apoyo social serán los tres factores mas importantes para determinar los riesgos de caer en la exclusión y la pobreza.

Estas situaciones, ya de por si graves y significativas, se ven agravadas con los recortes, por el aumento de los precios (también de productos básicos con el aumento del IVA) y copagos o repagos de servicios (especialmente los sanitarios) o el desmontaje de leyes como la ley de dependencia. Ante la epidemia del paro, muchos hijos y familias están hoy, además, volviendo a casa de sus padres y madres (ahora mayores) que se convierten en este camino de regreso y regresión en los principales sostenedores de toda la familia.

En no pocas ocasiones, los mayores sufren también la situación de los desahucios al avalar en el pasado la compra de los hijos de su vivienda y no poder estos hacer frente en estos momentos a las deudas adquiridas. Con una ley hipotecaria injusta que endeuda de por vida a las familias y a quienes les avalaron y situaciones sumamente graves y extremas como estamos viendo dia a día por los medios de comunicación y en nuestros barrios, llegando estos efectos a familias de clase media y pudiéndonos ver afectados por los efectos de la crisis cualquiera de nosotros.

Por ejemplo, los datos del último observatorio de vulnerabilidad de la Cruz Roja afirma que uno de cada tres jubilados esta hoy ayudando o lo hizo en el pasado reciente de manera económica a algún familiar a través de sus pensiones. Uno de cada cuatro de nuestros mayores ha tenido que acoger y mantener de nuevo a algún familiar, cuando no a toda la familia, sobre todo a sus hijos, en su residencia, aumentando la vulnerabilidad de toda la familia y entrando en una situación de regresión y vuelta atrás en el progreso social con elementos de conflictividad familiar que van en aumento.

Familias y jóvenes con un futuro incierto, jóvenes con cifras de paro demoledoras, batiendo records en toda Europa, hombres y mujeres cercanos a los 50 años que son expulsados del mercado laboral y tienen pocas posibilidades de volver a el con unos efectos demoledores en su salud (en el sentido amplio de la salud: física, psicológica y social).

Desempleo combinado con falta de expectativas y esperanza que generan una de las, quizás, peores situaciones posibles: la desesperanza y la desilusión, la falta de un plan de respuesta, la ausencia de futuro, las dificultades para responder de manera planificada, ordenada, coherente y clara a la situación que se vive.

Desesperanza, incertidumbre, miedo y ausencia de oportunidades suponen un cóctel mortífero para los ciudadanos desempleados, no hay muchas alternativas para encontrar un trabajo, aumentan las dificultades y el riesgo de desesperarse y abandonarse, dejar de luchar se multiplica ampliando las posibilidades de cronificar las situaciones de desempleo, especialmente entre los parados de larga duración o aquellos con mayor edad que tienen, además menos opciones de reciclarse formativamente o de buscar una nueva ocupación porque además, el mercado laboral que hoy tenemos, desprecia y devalúa el valor de la experiencia y la madurez.

Así, aumenta la pobreza y las estrecheces, se ensombrece el futuro y, como también indican los datos estadísticos de los que hoy disponemos, los mayores cambian sus hábitos de vida reduciéndose por ejemplo los gastos en alimentación y teniendo que elegir entre ayudar a la familia directa, gastar dinero en sanidad o hacerlo en alimentación, recortando además (entre los primeros recortes) en gastos ligados al ocio o la cultura.

Los mayores se convierten en el pilar imprescindible y última línea de defensa paliativa ante la crisis de muchas familias, se convierten en la última línea de respuesta a los efectos de la crisis; resulta, por tanto, fundamental cuidar y salvaguardar su seguridad y calidad de vida.

Las pensiones, la sanidad, los servicios sociales, la atención a la dependencia se convierten en los elementos clave para evitar la vulnerabilidad y constituyen un sistema que ha logrado importantes éxitos en nuestro país para que, entre otras cosas, consiguiésemos las importantes cifras de calidad de vida y aumento de la esperanza de vida que hoy tenemos en España. Han servido además para consolidar sociedades cohesionadas en las que el bienestar de las personas se encuentre en el centro. Son fruto de conquistas sociales de años.

Hoy estas conquistas están, sin embargo, en crisis y puestas en cuestión. Estamos pasando de una sociedad cohesionada a una sociedad dual y descohesionada, en la que solo unos pocos, los que tengan recursos, puedan sobrevivir y mantener estándares aceptables de calidad de vida, se esta produciendo un preocupante desmantelamiento paulatino del conocido como Estado del Bienestar.

La situación de crisis esta produciendo importantes aumentos de la desigualdad, la pobreza y la exclusión social especialmente en colectivos vulnerables como los mayores. Cuando se producen estas situaciones de caída en la pobreza y exclusión resulta muy difícil revertir la situación, difícil e ineficiente porque el costo añadido será mucho mayor que la posible inversión preventiva para impedir que se llegue a estas situaciones.

El repago de medicamentos, por ejemplo, castiga especialmente a los más vulnerables y esta generando ya abandonos de tratamientos y riesgos para la salud, los recortes en prestaciones sanitarias como el pago de ambulancias no urgentes, o el pago por prótesis caminan en la misma dirección. Las subidas del IVA en productos básicos, el desmontaje de la ley de dependencia, los recortes en prestaciones sociales y la prevista reforma de las pensiones son otros elementos relevantes en este ámbito, con pensiones que hacen perder poder adquisitivo a los mayores y les ponen en mayor situación de vulnerabilidad (se reducen los ingresos y aumentan los preciso por el aumento de impuestos).

Estamos en un circulo perverso en el que los recortes hacen que el consumo se retraiga y mas personas caigan en la pobreza o en situación de vulnerabilidad, lo que lleva a un deterioro de la propia economía y nuevos recortes y vuelta a empezar. Una de las tareas fundamentales a abordar en este contexto, además de pedir un cambio en estas medidas que se están demostrando no solo injustas sino también ineficaces, es potenciar el desarrollo de redes de apoyo mutuo, de apoyo entre personas para responder colectivamente a los duros efectos de la crisis y generar nuevas respuestas eficaces y eficientes a la misma. Solo desde el incremento de redes de apoyo institucional y social podremos evitar la vulnerabilidad y responder a estas situaciones manteniendo sociedades unidas y cohesionadas.

Es urgente movilizarse para revertir esta situación, para evitar que más personas caigan en la desesperanza, para parar los efectos de esta crisis, para revertir la situación, para que se genere empleo y riqueza y defendamos uno de los mayores bienes que tenemos en estos momentos: una sociedad cohesionada e igualitaria. Es urgente que se proteja a los colectivos vulnerables, que se haga prevención activa para evitar la exclusión y la pobreza, que se mantengan los niveles de renta y poder adquisitivo, que se invierta fundamentalmente en generar puestos de trabajo


José Guillermo Fouce
Doctor en psicológica
Profesor Honorífico Universidad Carlos III de Madrid
Presidente de la ONGD Psicólogos sin Fronteras

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