El test que detecta el envejecimiento invisible de las personas mayores
Publicado por Patricia Fernández, periodista
Creado: 23 de abril de 2025 10:53
| Modificado: 23 de abril de 2025 11:15
¿Sabías que tu corazón, tus riñones o tu cerebro podrían ser más viejos o más jóvenes de lo que marca tu DNI? Un nuevo tipo de análisis de sangre permite saber la edad biológica de tus órganos y anticiparse a enfermedades antes de que den la cara.
Índice
1. ¿Qué edad tienen realmente tus órganos?2. Un análisis que va mucho más allá del colesterol
3. ¿Qué puede predecir este análisis?
4. Una herramienta para prevenir, no solo para curar
5. ¿Y si un órgano envejece más rápido que los demás?
6. ¿Cuándo estarán disponibles estos análisis para las personas mayores?
7. Una ventana a una vejez más saludable
8. Bibliografía
¿Qué edad tienen realmente tus órganos?
La edad cronológica es solo una parte de la historia. En medicina, cada vez se habla más de la edad biológica, esa que depende no solo de los años que llevamos viviendo, sino también de cómo ha sido nuestra salud, nuestra alimentación, el estrés, el ejercicio y hasta la genética. Ahora, un revolucionario avance científico permite medir esa edad biológica de manera precisa, órgano por órgano, con algo tan sencillo como un análisis de sangre.
Gracias a estudios recientes, uno en Reino Unido, y otro en Estados Unidos, se ha comprobado que es posible saber si alguno de nuestros órganos está envejeciendo más rápido de lo que debería. ¿El objetivo? Prevenir enfermedades antes de que aparezcan los primeros síntomas y mejorar la calidad de vida, especialmente en personas mayores.
Un análisis que va mucho más allá del colesterol
Hasta hace poco, un análisis de sangre podía darnos pistas sobre el estado general de salud: niveles de azúcar, colesterol, hierro, función renal o hepática... Pero este nuevo test va mucho más allá. Gracias a la identificación de miles de proteínas presentes en el plasma -cada una asociada a un órgano concreto- y al uso de inteligencia artificial, los investigadores han conseguido estimar la edad real del corazón, el cerebro, los pulmones, los riñones, el hígado, el sistema inmunitario, y otros órganos clave.
Este enfoque se basa en lo que llaman firmas de envejecimiento: combinaciones específicas de proteínas que reflejan el estado de salud y el ritmo al que envejece un órgano. Si la edad biológica de un órgano es muy superior a la cronológica, es una señal de alarma: ese órgano tiene más posibilidades de desarrollar enfermedades asociadas al envejecimiento.
¿Qué puede predecir este análisis?
Según los estudios realizados con más de 6.000 personas en Reino Unido y más de 5.000 en Estados Unidos, los datos son contundentes. Uno de cada cinco adultos aparentemente sanos mayores de 50 años tiene al menos un órgano que envejece de forma acelerada. Y esa aceleración conlleva un riesgo entre un 15 % y un 50 % mayor de desarrollar enfermedades o incluso de mortalidad en los siguientes 15 años, dependiendo del órgano afectado.
Por ejemplo:
- Un corazón biológicamente envejecido aumenta hasta 2,5 veces el riesgo de insuficiencia cardíaca.
- Un cerebro envejecido multiplica por 1,8 el riesgo de deterioro cognitivo.
- El deterioro del sistema inmunológico se ha vinculado al desarrollo de demencia, incluso más que el propio envejecimiento del cerebro.
Lo más interesante es que muchos de estos órganos pueden parecer sanos en los chequeos médicos habituales. Este test permite detectar los riesgos cuando aún no hay síntomas clínicos.
Una herramienta para prevenir, no solo para curar
Este tipo de análisis podría convertirse en una herramienta clave para personalizar la medicina. En lugar de esperar a que aparezca una enfermedad, podríamos actuar antes: modificar hábitos, hacer seguimiento más estrecho o aplicar tratamientos específicos adaptados al riesgo de cada persona.
Además, la información que ofrece es útil no solo para los pacientes, sino también para los investigadores. Les permite evaluar si ciertos tratamientos o cambios en el estilo de vida están rejuveneciendo efectivamente los órganos, sin necesidad de pruebas invasivas.
¿Y si un órgano envejece más rápido que los demás?
Uno de los hallazgos más relevantes de estos estudios es que no todos los órganos envejecen al mismo ritmo. Es más, cuando un solo órgano empieza a deteriorarse, puede afectar al resto. Todo está conectado. Por ejemplo, un envejecimiento acelerado de los riñones puede influir negativamente en el hígado, el páncreas o incluso el corazón. Y viceversa: si mejoramos la salud de un sistema -como el inmunológico-, podríamos estar protegiendo al resto del cuerpo.
El estudio de Stanford incluso llegó a detectar que tener dos órganos con un envejecimiento avanzado multiplica por 6,5 el riesgo de mortalidad. Esto subraya la importancia de un enfoque integral en el seguimiento de la salud de las personas mayores.
¿Cuándo estarán disponibles estos análisis para las personas mayores?
Aunque todavía se están perfeccionando y no se ofrecen de forma generalizada en los sistemas públicos de salud, los expertos creen que su implementación está más cerca de lo que parece. De hecho, algunos de los investigadores ya han fundado una empresa para comercializar este avance. Eso sí, aún queda el reto de abaratar los costes y democratizar su acceso para que no quede limitado a personas con recursos.
Como señala la doctora Consuelo Borrás, experta en envejecimiento saludable, estos análisis podrían cambiar el enfoque de la medicina preventiva, pero aún necesitan tecnología avanzada y una inversión importante para poder aplicarse a gran escala.
Una ventana a una vejez más saludable
La esperanza de vida ha aumentado en las últimas décadas, pero ahora el gran reto es vivir más y mejor. Detectar de forma temprana el desgaste silencioso de nuestros órganos puede ser la clave para lograrlo. Este tipo de pruebas puede ofrecer una hoja de ruta personalizada para cada persona mayor, ayudando a tomar decisiones informadas sobre su salud, a tiempo.
Quizás dentro de poco, cuando acudamos al médico, no solo nos digan cuántos años tenemos en el carnet de identidad, sino cuántos años aparenta tener nuestro corazón, nuestros pulmones o nuestro cerebro. Y eso, más que una curiosidad, puede ser una revolución en cómo envejecemos.
Bibliografía
-
Organ aging signatures in the plasma proteome track health and disease
Oh, H.S.H., Rutledge, J., Nachun, D., et al. (2023). Nature, 624, 164-172.? -
Proteomic organ-specific ageing signatures and 20-year risk of age-related diseases: a prospective cohort study
Kivimäki, M., et al. (2025). The Lancet Digital Health.
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